Últimamente he estado pensando mucho en los tres niveles de gobierno que
existen y tengo dificultad para entender tal necesidad. A pesar de eso, están
siendo creados nuevos niveles, como regiones metropolitanas, un nivel más de
inoperancia.
Quién necesita gobierno si cerca de un tercio de toda flota de coches en
São Paulo son ilegales, no renuevan los permisos ni tampoco pagan impuestos o
multas; las motocicletas andan por las calles con un sonido ensordecedor, sin
que nadie les obligue a obedecer la ley del silencio; los motociclistas también
conducen como si no hubiera ninguna ley o norma. ¿Un gobierno incapaz de ejercer
fiscalizaciones tan sencillas es capaz de ejecutar operaciones más arriesgadas
como desmantelar organizaciones criminales; llevar a los bandidos a la prisión
o identificar y prender receptores de mercancías robadas?
Quién necesita gobierno si el legislativo cree que las palabras en nuestra
constitución, que nos garantizan muchos derechos sociales, son suficientes para
solucionar todos nuestros problemas y todos los recursos recaudados por el Estado
pueden (creo que algunos entienden que deben) ser usados para aumentar la
remuneración del funcionalismo, principalmente de su élite, y también incrementar
sus beneficios. En esta pandemia, pocas actividades pasaron incólumes, sin
duda, el funcionariado fue una de las menos afectadas. Además, si no hay
recursos suficientes siempre se pueden aumentar los impuestos. ¿Un gobierno,
que es incapaz de gestionar sus recursos mirando la realidad de su población,
puede solucionar sus problemas?
Quién necesita gobierno si el principal aparato investigativo, creado para
combatir la corrupción en los últimos años, está siendo desmontado por los tres
poderes de la República, aparentemente para evitar que más políticos sean
involucrados en las investigaciones. ¿Un gobierno que desmonta una fuerza
policial que incriminó y permitió que personas ricas y políticos fueran
condenados y encarcelados por crímenes de corrupción es capaz de luchar contra
los corruptos?
Quién necesita gobierno si predica que la educación es prioridad, pero no
reconoce la importancia del papel de los profesores, pagándoles salarios vergonzosos
y no es capaz de garantizar ni tres horas de clases con calidad en ciento
ochenta días lectivos durante ocho años. ¿Un gobierno que usa la educación para
solucionar problemas de nutrición y guardería y carga responsabilidades adicionales
a los profesores, sin ni reconocer la importancia de su papel educador, está
dando realmente prioridad a la educación?
Quién necesita gobierno si el sistema jurídico del país no es capaz de
juzgar tempestivamente a todos los ciudadanos. ¿Un magistrado de la Suprema
Corte del país que usa una ley, creada para evitar que personas inocentes
permanezcan en la cárcel sin juicio, para liberar a un criminal condenado en
segunda instancia puede asegurar justicia?
Quién necesita gobierno si la policía, que debería ser civil y proteger a los
ciudadanos, es militar y es usada para evitar manifestaciones democráticas y
proteger a los poderosos. ¿Un gobierno que mantiene la militarización de la policía,
que por definición tiene que obedecer al poder antes de servir a la población,
puede asegurar la seguridad ciudadana?
Quién necesita gobierno si uno de los senadores integrantes de la comisión de
inspección del uso de los recursos para el combate del Covid-19 fue detenido
por corrupción por el uso de los recursos en su estado de origen. ¿Un congreso
que se niega a condenar a un congresista corrupto o asesino es democrático?
Como se puede ver, estas razones, y otras que no presenté aquí, justifican la
discusión de la real necesidad de un gobierno como el nuestro, el cual consume
más del treinta y cinco por ciento de nuestro producto nacional bruto.
José Roberto Pinto Carneiro
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