José Roberto Pinto Carneiro
Hace algunos días,
vi a una mujer mayor retirar unos pañales descartables de sus tres perros y
tirarlos a una papelera, como papel de caramelo o un paquete de cigarrillos en
la calle, como si eso fuera la solución para su basura.
No soy un
especialista en el asunto, pero me parece que la solución para nosotros es
poner la basura lo más lejos posible, lo que es más difícil cada día. La basura
está cada vez más próxima, en algunos años habrá más plásticos que peces en los
océanos. Empiezo a preocuparme con el espacio, aún no lo ocupamos, pero estamos
llenándolo de basura.
Hoy, buscamos
solución para problemas muy sofisticados, pero la basura no parece ser tan
relevante, pues no solo no hay solución sino que además es cada día más serio.
Siento que hay una carrera, entre los productores y los consumidores, por
productos y embalajes prácticos y baratos, cuyo destino es la basura. Los productores
buscan ganancias eximiéndose de responsabilidad sobre el destino de lo que
producen e, infelizmente, usan cada vez más materiales no biodegradables.
Si encaráramos el
problema, sabríamos que no es un tema sanitario, pero sí financiero. Los
productos no biodegradables son usados porque son efectivos y baratos. Cuando
entablo una discusión sobre alternativas, siempre oigo que el coste es muy alto.
Para eso tengo una solución muy sencilla, vamos a tributar los productos no
biodegradables con dos finalidades, obtener fondos para recoger la basura y
reciclarla y permitir que otras alternativas biodegradables también muy
efectivas, como el papel y la madera, puedan competir en precio.
Si no tomamos
medidas urgentes, no tengo dudas, seremos enterrados por la basura.
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