Otros finales para 'LA INVENCIÓN DEL AMOR'

Hoy la propuesta son varios finales alternativos para este delicado cortometraje titulado La invención del amor, producido en 2010. Los alumnos del C2 (grupo del miércoles) han visto hasta el minuto 7'24''. Y estas han sido sus creaciones para un final diferente: 

El amor no se inventa, él se siente. En el engranaje en el que nuestra vida se vuelve, con una rutina artificial cuyo sentimiento es sustituido por procesos mecanizados sin sentimientos, es en la vida de una rosa verdadera y auténtica que se encuentra el amor. La chica, en la búsqueda de la esencia de su alma, sale de casa para encontrar su naturaleza, entonces perdida. Entre tantas tuercas y tornillos, desprecio e indiferencia, ella encuentra una pequeña flor, sola, perdida en este mundo artificial. Vuelve a su casa, reencuentra a su marido y la vida vuelve a sus días. El amor reaparece.

Alessandro S. Silva

Todo se queda oscuro. La chica sigue rastreando las calles. Ella no soporta la idea de que su amor se haya convertido en una máquina. Inerte. Un engranaje que hace las mismas cosas todos los días. La repetición del amor que acaba por sofocarlo. La chica prefiere no ser testigo de su propia historia. Sale de casa y jamás vuelve. El chico, por otro lado, no aguanta el abandono, tampoco lo entiende. Así, sigue cada vez más máquina. Evita pensar para no sentir y si no siente, no entiende. Cada vez más máquina, él acaba por tornarse el engranaje más desarrollado de aquellas tierras. Grande. Dura. Intocable. La chica, a su vez, es carne y sangre. El dolor de la pérdida se derrama por su cuerpo y transborda en lágrimas. A lo largo de los meses, el dolor se transforma también en otros sentimientos. Ella nunca fuera tan humana. Un corazón morado se aloja en su pecho para siempre jamás. La deconstrucción del amor también es su invención. La deja más humana.

Tiara Vaz

En ese momento, Ella se dio cuenta de que la ausencia de vida era diferente -y peor-, que simplemente la muerte. Y que, si bien todavía latía el corazón en su pecho y corría la sangre por sus venas, la aceptación pacífica y apática de la falta de vida que asolaba la ciudad, sin duda, mataría su alma. Se puso de pie y camino de casa, para no volver a Él jamás. Él nunca se olvidó de su amor por Ella y por eso nunca trató de intentar traerla de vuelta, sabiendo que esa era la única forma con la que Ella sería feliz.

Mariana Boeing

Cuando ella miró la rosa en sus manos, se dio cuenta de que solamente aquel pequeño capullo era real. Todo lo que había vivido hasta entonces estaba hecho por él, como si fueran aparatos diseñados exclusivamente para agradarle. ¿Sería posible mantener una relación basada en mentiras?

Después de reflexionar sobre todo eso, concluyó que el amor era capaz de transformar cualquier realidad, para que así se pueda sobrevivir bien a la rutina diaria de trabajo, cansancio e imperfecciones humanas. Siendo así, volvió a los brazos de su amado para una vida juntos.

Érika W. O. Fernandes

Mi mujer se quejaba a menudo de la vida en la ciudad, de la contaminación del suelo y del "aire irrespirable". Yo andaba tan encantado con mis creaciones que simplemente no le hacía caso: ni siquiera me di cuenta de lo enferma que estaba. Fue solamente cuando se quedó encamada que comprendí la gravedad de la situación, pero ya era tarde. Murió algunas semanas después y me dejó solo con mis máquinas, en una realidad oscura y fría. El amor, no se puede inventar.

Roberto Feola

Se acabó. No podría ser de otra manera. La chica simple se enamoró, se hechizó con la galantería del caballero; pero, la rosa que ella estaba apreciando, fue el caballo que le ofreció de un modo mecánicamente espectacular. Las citas, los paseos maravillosos, fantasiosos llevaron a la unión de la pareja. Después las realidades se presentaron y los enamorados empezaron a distanciarse. ¿Qué pasó? Quizá, las tecnologías mecánicas envolvieron al hombre, al contrario del amor romántico y esperanzador de la mujer. Pasó a existir un abismo entre los dos.

Pachoal Pedote

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Profa. Marta Pérez Rodríguez