Loquillo y los Trogloditas es una banda de rock que se
forma a inicios de los 80 en España. En un principio la banda estuvo formada
por Sabino Méndez (compositor, guitarra y coros), Ricard Puigdomenech
(guitarrista), Jordi Vila (batería) y Josep Simón (bajista), quienes
anteriormente se llamaban Perdidos en el espacio, y que
pasaron a rebautizarse como Los Trogloditas. Poco tiempo
después, el vocalista Loquillo
(José María Sanz Beltrán) se une a la banda, la cual vuelve a cambiar de
nombre, esta vez a: Loquillo y los Trogloditas.
Aunque el Pop y el Rock ha sido su piedra
angular, Loquillo ha querido también probar otros estilos. De hecho, en sus
inicios se llegó a decir de él que era “demasiado rocker para los punks, y
demasiado punk para los rockers”. Muchos años después, bajo el lema de Gabriel Celaya: “La poesía es un arma cargada
de futuro”, editó dos discos de poemas, con música y adaptación de Gabriel Sopeña: La vida
por delante y con elegancia, donde pone voz a obras de poetas del
calibre de Octavio Paz, Pablo Neruda, Pedro Salinas o Jaime Gil de Biedma,
entre otros.
“La mataré” fue una de las canciones
emblemáticas de los años 80. Según Loquillo: “fue una de esas canciones que me
permiten viajar a momentos concretos de mi vida, en este caso a los años
ochenta con los que tanto disfruté de la música y de la vida. Me consta que es
una canción muy polémica, como polémico también fue su ataque por parte de
algunos colectivos sociales”.
La historia de Loquillo es ciertamente una historia de éxito. Su nombre está unido indefectible al de los Trogloditas, pues con ellos
ha transcurrido la mayor parte de su trayectoria profesional. Una carrera discográfica
prácticamente ejemplar, con sus baches creativos, pero a fin de cuentas con
grandes momentos propiciados, no nos engañemos, por los escuderos más que por
el hidalgo. Loquillo es un excelente cantante, pero sin Sabino Méndez, Gabriel
Sopeña, Carlos Segarra, Igor Paskual y Jaime Stinus su carrera no habría sido
ni la sombra de lo que es.
José Antônio
La
Mataré
Yo la sentaba en
mi regazo,
enloquecía solo
a su contacto.
La he conservado
en la memoria.
Tal como estaba;
siempre a mi lado.
Uh, nunca me
juró su amor
Uh, lo creía
eterno yo.
Y ella me
sonreía y miraba hacia el mar.
Me emborrachaba
entre sus brazos
ella nunca
bebía, ni la vi llorando.
Yo hubiera
muerto por su risa.
Hubiera sido su
feliz esclavo.
Uh, qué dolor
sucio y traidor
me envenena el
corazón.
Uh, sé que ella
nunca enloqueció
y jamás perdió
el control.
Quiero verla
bailar entre los muertos,
la cintura
morena que me volvió loco,
llevo un velo de
sangre de la mirada,
y un deseo en el
alma, que jamás la encuentre.
Uh, solo quiero
que una vez
algo la haga
conmover.
Que no la
encuentre jamás
o sé que la
mataré.
Uh, por favor.
Sólo quiero
matarla
a punta de navaja,
besándola una vez más.
Excelente canción... así como fascinante la introducción. Felicitaciones, Pepe Cocodrilo. Siempre es bueno "musiclicarse" a mitad de semana!!
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