Con
aire temeroso y la mirada triste, Fausta camina por las calles siempre con miedo.
Dice que en su aldea uno tiene que andar bastante cerca de las paredes para
evitar que las almas tristes bajo la tierra lo agarren y lo maten. Estas se
escondieron allí a causa del asombro que la violencia lanzada sobre ellas les
suscitó. Pertenecían a los niños de las mujeres embarazadas que fueron violadas
y maltratadas con atrocidad, en el tiempo del terrorismo peruano. Por todo esto,
esos niños nacieron con una enfermedad inmanente, "la teta asustada",
y así llevan consigo un pavor atávico que los hace personas retraídas,
encerradas en sí mismas, dominadas por un eterno sentimiento de desamparo.
Fausta
es una de esas niñas, apenada y entristecida por el padecimiento que recayó sobre
ella antes de que naciera. Interpretada con una admirable maestría por la
actriz Magaly Solier que, además del quechua, guarda la coincidencia –o no– de
haber nacido también en una provincia que padeció la violencia sistemática del
terrorismo peruano, la protagonista presenta la premisa de la película. Dirigida
por Claudia Llosa y estrenada en 2009, la cinta busca, de manera delicada, exponer
la brutal adversidad por la que pasó el país, pero que aún les ha dejado a
muchos peruanos dolores y cicatrices difíciles de silenciar.
Sin
embargo, más que confinar esa desdicha a aquellos que fueron acometidos por la
desgracia de "la teta asustada", la película,
al buscar rescatar a Fausta de sus aprehensiones, viene a liberarlos de ese
malestar. Esta es una antítesis que condensa todas las tonalidades de
contrastes expuestos por Llosa, en los que nada figura al acaso. Así, el inicio
del film es bastante negativo, pues la jornada de la taciturna Fausta, nombre
que significa "feliz", empieza pronto con la muerte de aquella que justamente
se llamaba Perpetua, su madre, que fue cruelmente violada cuando estaba
embarazada. A partir de entonces, la película explora los momentos positivos
que van a formar parte de la vida de la solitaria Fausta, como el tío Lúcido,
un hombre dotado de una aguda perspicacia, o Noé, que le trae a la protagonista
una sensación de paz que no se la proporcionan otros hombres, de los cuales
siempre se aparta. Además de las personas, el escenario ceniciento y
melancólico del poblado de una Fausta siempre pesarosa contrasta con las
fiestas de bodas animadas y llenas de colores de alegres novios.
Con
una majestuosa articulación de las palabras, situaciones y escenas, La teta asustada muy delicadamente lleva
al espectador por un sendero no luminoso, pero áspero, de una atroz realidad
que se impuso y de la cual busca sacar a la luz las almas que, del susto, se
escondieron durante tanto tiempo.
Sissi
Hay varias cosas que me han cautivado de esta película... comentaré algunas de ellas, sobre todo las que me parecen que merecen más la pena para entablar una conversación con el texto de Carol.
ResponderEliminarUno de los momentos que más me llamó la atención fue cuando se rompe un collar de perlas y las dos protagonistas principales, Fausta y su patrona, se agachan y las recogen, una por una. Esa imagen me pareció impactante, ambas están al mismo nivel... es cuando se produce una de las primeras conversaciones en las que empiezan las negociaciones. Canciones por perlas... Precisamente ahí surge el interés por la música, en especial, por las canciones quechuas que Fausta canta, eso prendió mi atención.
La creatividad de Fausta, mezclada con su sensibilidad y timidez, hacen de ella un ser excepcional. El secreto que Fausta guarda en el interior de su cuerpo me impactó sobremanera...
De la película, llama la atención la dualidad vida/muerte. La necesidad de dinero, para enterrar a alguien o para casarse, muestra los entresijos del fin de la vida y del inicio de una nueva vida. Me viene a la cabeza la palabra CIRCULARIDAD. Creo que el momento más significativo de esta dualidad es cuando Fausta separa la cama, sobre la que está el vestido de novia de su prima, para poder acceder al cadáver de su madre y la cámara capta esa imagen desde lo alto... amortajada la madre con esa superposición del vestido de novia, es chocante y tiene algo de paradójico, a un tiempo. Las bodas multitudinarias, para mí, se (re)presentan como algo mecanizado... me parecieron grotescas, pero sí, muy coloridas (tal vez en exceso), contrastando con la sombría casa "de arriba".
Cuando Fausta abraza el cuerpo moribundo de su madre, un mensaje discreto aparece bordado en las sábanas: "NO ME OLVIDES", justo en ese momento, el cadáver comienza a evidenciarle a Fausta las marcas del paso del tiempo (en este caso, la pérdida del cabello).
Si hablamos de emoción, mi momento favorito es cuando Fausta se aproxima a su patrona, cantando, la historia de la sirena y la quinoa, no en quechua sino en español... !pura belleza! Esto me hizo reflexionar aún más sobre el bilingüismo tan sutíl presente a lo largo de la película, el quechua delimita los momentos más intimistas de la cinta, los más personales, los familiares y emocionales. En quechua canta a su madre (viva y muerta), en quechua se canta para dejar de sangrar por la nariz cuando tiene miedo, en quechua se comunica con el único hombre al que le permite cierta proximidad: Noé.
Esa circularidad de la que yo hablaba inicialmente, también se hace presente en la transición del piano viejo al piano nuevo, algo que simboliza la delicada línea que permea toda la película, hay una vida que transita entre lo muerto (viejo) y lo vivo (nuevo). El clasicismo del piano, el instrumento rey de la orquesta, también contrasta con la música popular. Universo clásico que devora la pureza de la creatividad de Fausta.
Y me quedo con una idea sencilla, que me vino casi sin pensarlo, así como en el "Quijote" de Cervantes, ver el mar para Fausta simboliza el principio del fin...
Después de esta crítica cinematográfica y de este comentario, necesito ver esta película!
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