“Sueño con cosas cada vez más
simples, ser feliz con cosas fáciles”.
Hermes de la Torre, el jefe de estudios y profesor de los
cursos de formación de profesores del Instituto Cervantes de São Paulo, queda
conmigo en un hermoso café cerca del Instituto para una entrevista tranquila,
leve y descontraída, en la que habla de su carrera, su trayectoria profesional,
sus conquistas, sus planes para el futuro y para el del Instituto con toda su
simpatía, carisma y entusiasmo, características que solo se encuentran en los
profesionales que desarrollan su trabajo con pasión y alegría.
Lo primero que le pregunto a Hermes
es… Tu formación es de Licenciado en Filología Hispánica, ¿qué te llevó a
elegir esta carrera en especial?
Yo primero hice Filología Semítica, estudié árabe. En
España, en mi tiempo, hacías tres años de filología común, o sea, Literatura,
Crítica literaria y luego, en cuarto y quinto, se hacía la especialidad,
entonces yo hice árabe y cuando estaba terminando el quinto de árabe, tuve una
crisis profesional y pensé: “¿qué voy a hacer con esta carrera? No va a
servirme para nada” y entonces empecé a hacer la especialidad hispánica.
P: ¿Cómo empezó tu trayectoria
profesional en la enseñanza? ¿Todo fue planeado o fue un cúmulo de
casualidades?
R: Cuando terminé la Filología me puse a hacer un Máster
de Biblioteconomía y Documentación… un poco cuando estás en esa edad que no
sabes muy bien lo que vas a hacer. Pero, cuando estaba en Hispánicas, ya tenía
la idea de la enseñanza del español o dar clase en secundaria en España, como
están la mayoría de mis compañeros. Pero me apetecía más a los extranjeros, por
tener contacto con la gente de fuera. Entonces terminé el máster y luego empecé
a dar clases y mi primer trabajo fue en Málaga, en una academia donde van,
sobre todo, suecas. Mis alumnas eran casi todas mujeres de 18 y 22 años que van
a Málaga pagadas por el Gobierno sueco. Y así empezó. Luego estuve en Granada,
estuve también en la Universidad, un año en una Academia, trabajé en una
Asociación de escuelas de idiomas en Europa.
P: ¿Cómo empezó tu carrera en el
Instituto Cervantes? ¿Dónde fue?
R: Me presenté al Instituto y luego saqué la plaza de
profesor en el Instituto Cervantes del Cairo. Estuve cuatro años en Cairo, pedí
traslado y me fui al país de mis sueños, que era Irlanda (lo sigue siendo). Ahí
me quedé y pensaba quedarme. Lo que pasa es que llegó un momento que… me gusta
dar clases, ser profesor y todo, pero quería ir un poquito más allá y, de
alguna manera ofrecer mi experiencia a la Institución. Entonces me presenté a
la oposición para Jefe de estudios y después de ocho años en Irlanda, y con
todo el dolor de mi corazón, me fui a Varsovia como Jefe de estudios. Estuve
cinco años y ahora estoy aquí. Y no puedo estar más de cinco años como Jefe de
estudios; como profesor sí. En Brasil ya llevo uno, me quedan cuatro años.
P: ¿Cuál es tu opinión sobre Brasil,
en términos generales, su gente, su cultura, su historia, su política? ¿Crees
que, de algún modo, es posible hacer una comparación entre Brasil y España o
entre Brasil y los países donde has vivido? ¿Cuál fue el país más fácil para
adaptarte y por qué?
R: Yo tengo capacidad de adaptación porque viví en muchos
sitios y antes de vivir fuera he viajado mucho, por eso tengo esta capacidad.
Me quedo con las cosas buenas de cada sitio. Entonces, me llamó la atención y
me gustó mucho en el principio la gente, era muy fácil la relación con la gente
y sigue siéndolo. Yo, en un año aquí, tengo más amigos de lo que hice en
Polonia en cinco, pero también piensas que en Polonia había cinco meses que
casi no hacías nada porque estaba nevando. Entre los meses de enero y marzo a
las cuatro de la tarde es noche, y algunas noches con menos veinte grados, la
gente casi no salía de casa, y aquí es todo más fuera, forma más parte de mi
cultura. Echaba de menos siempre en Irlanda y en Polonia tomarme una caña, por
ejemplo, y aquí se puede hacerlo. Es un país alegre. ¡A mí me encanta! Solo
puedo decir cosas positivas de Brasil, hasta ahora.
P: ¿Has tenido la oportunidad de
conocer a los autores brasileños?
R: Apenas leo cositas de Literatura como, por ejemplo,
relatos. Por los cronogramas que tenemos continuamente no me queda tiempo y en
Cervantes son muchas horas, estoy metido ahí todos los días, muchos sábados
también trabajo. Sin embargo, Nélida Piñón me gusta mucho, he leído Gabriela
Cravo y Canela de
Jorge Amado. Lo que pasa es que para mí es fundamental leer en inglés, hace
veinte años que leo en inglés, entonces, es parte de mí de alguna manera.
Ahora, por ejemplo, voy a empezar, en dentro de quince días,
un Máster de Recursos Humanos. El jefe de estudios viene de la filología, del
mundo de la docencia, esto es parte de mi trabajo, pero no es todo. Digamos que
en esta parte necesitas más, aunque ya hice formación cuando me estaba
preparando para la jefatura porque te lo piden. Si eres buen profesor y llevas
muchos años en el extranjero pasas a ejercer un trabajo que no tiene mucho que
ver con la docencia.
P: ¿Cuál de los dos trabajos es más
difícil, trabajar con personas o en el área académica?
R: Lo más difícil es trabajar con personas. A mí me gusta
la gente, pero es más difícil siempre, principalmente cuando tienes que tomar
decisiones. Soy una persona que intento negociar y tal, pero hay muchos
momentos en los que eres tú el que tiene que decidir y no te tiene que importar
lo que piensen los demás. Sin embargo, hay otros momentos en los que sí, que
podemos charlar. Eso es lo más complicadillo. Por ejemplo, en mi anterior
destino tuvimos problemas a causa de la crisis y bajó el número de alumnos y los
profesores tenían un poco de miedo, “¿qué va a pasar con el trabajo?” “¿Van a
continuar necesitando a los profesores?” Y tú tienes que saber hasta qué punto
puedes pedir. Yo tengo que ser consciente de las circunstancias para pedir más
o menos, por eso intento tener esa empatía, ponerme en el punto de vista del
otro, y eso espero no perderlo. Todo eso es muy difícil, pero más bonito, y
aprendes mucho de la psicología humana. Los años de aula que he pasado me han
enseñado mucho de psicología. Tú llegas a una clase y ya captas la energía de
la gente y ahora digamos que llego junto al punto de vista de los profesores,
una visión más de arriba.
P: Comparando a los estudiantes de
todos los países en los que has estado trabajando, ¿cuáles son, según tu opinión
como docente, los más estudiosos y cuáles tienen mayor facilidad para aprender
español?
R: A ver, en este momento esta cosa ya no me llama tanto
la atención, porque llevo un año aquí, pero cuando llegué, por ejemplo de
Polonia, en un curso de Formación, me llamaba la atención que en Polonia el
nivel es más elevado. Son mucho más rigurosos, mucho más exigentes.
Paradójicamente, a pesar de la proximidad de la lengua… No sé si es algo
cultural, pero aquí el nivel educativo, en general, no es tan alto.
P: ¿Quizá la proximidad de la lengua
nos da una falsa idea de mayor facilidad para aprender español?
R: Pero lo mismo que nos pasa a nosotros. Cuando llegué a
Brasil no podía comunicarme y hoy la gente me entiende, aunque no hable tu
idioma. Ahora ya estoy conociendo un poquito más de portugués, claro que
recurriendo al “portuñol”. La proximidad es una ventaja y un inconveniente,
pues nos hace confiarnos. Tiene algo que ver con el sistema educativo que me
parece un poco proteccionista, claro que los alumnos de Cervantes no tienen
nada que ver, pero el alumno no lo puede pasar mal. Yo creo que hay que seguir
la exigencia, la disciplina. Hablo con mis compañeros, con otros profesores, y
me comentan que a los alumnos no les gusta presentar trabajos. Nosotros estamos
trabajando, la gente viene aquí en su tiempo libre… me da la sensación como que
a la gente le gusta lo fácil. Es una impresión, no quiero hacer un estereotipo.
P: ¿Cuál es el mayor desafío en los
cursos que el Instituto Cervantes imparte para la Formación de profesores?
R: El mayor desafío es hacer con que todas las
Instituciones estemos juntas, porque todos tenemos la misma misión, que es la
difusión del español y la formación de profesores con calidad. La misión del
Instituto es esta. El afán del Instituto es trabajar con las Universidades, con
cursos de Formación, actualización didáctica, Fórums de español, o sea, estamos
trabajando con el apoyo del Director y esto me deja orgulloso, así como lo
hicimos en Varsovia, realizando un trabajo de equipo. Siempre me ha gustado
mucho trabajar con la formación de profesores.
P: Ya se sabe que en
todas las profesiones hay buenos y malos profesionales, en la enseñanza del
español sucede lo mismo. ¿Qué siente un docente/formador español al ver a una
persona que no está suficientemente preparada enseñando su idioma? ¿Qué les dirías
a los profesores que leen nuestro blog, para que se animen a invertir en su
formación?
R: Lo que hago, si estoy en la formación profesional, es
pensar en el nivel que le daría del DELE y hay veces que digo: esta persona es
A2 en expresión e interacción oral, pero no puedo decir nada. Por un lado bien,
porque la persona quiere formarse, pero luego no es consciente de su carencia y
de las lagunas que tiene, entonces yo creo que cualquier profesional debe
seguir trabajando. Por ejemplo, yo no doy clases de inglés y no he dado nunca,
pero sigo leyendo en inglés y aprendiendo, pero eso nunca acaba y yo sigo
formándome.
Mis creencias de ahora, el año que viene y en el otro van
a variar, porque estamos en una sociedad distinta, estoy en un entorno
distinto, los alumnos me van a hacer cambiar y todo eso forma parte del
desarrollo profesional y de la misma manera hay que mirarse a uno mismo; por
eso, creo mucho en las observaciones de clase, porque ahí vas a ser consciente
y no tener susceptibilidad e inseguridad. Sigue formándote. Lo que pienso es
que infravaloran un poco la profesión. Es una disciplina que merece todo el respeto
del mundo, igual que la de un cirujano. Obviamente, no tenemos la vida de la
persona en las manos, o sea, si metemos la pata no tiene tanta repercusión,
pero tenemos que ser serios porque cualquiera no puede enseñar español.
P: Aprovechando que estamos viviendo
un momento especialmente delicado en relación a los movimientos migratorios,
¿has sentido un aumento en el número de personas que buscan el trabajo de
profesor de español?
R: Sí… en Europa yo recibía currículos prácticamente
todos los días y algunos muy buenos. Personas con Máster en ELE que venían de
nuestro país porque en España la profesión no está bien pagada. Y luego recibía
currículos, por ejemplo, de químicos, y algunos de ellos les echaban valor y
motivación y hacían el curso de formación y había gente que llegaba a formarse,
y gente muy buena, que luego hacían el Máster. Pero hay gente que no, y esto me
enfada, porque ante todo también soy profesor, o sea, están infravalorando los
años que yo llevo formándome y los que me quedan por formarme. Es una
disciplina que tiene toda una regla. Formamos a personas, porque nuestros
alumnos, cuando están en clase, aprenden valores, cultura, conocimiento de
lengua y tal, entonces es un trabajo precioso. Además hay gente que se dedica a
dar clases particulares, infravalorando la profesión y bajando todos los
niveles, incluso el económico, para que la clase sea aún más barata. Nos hacen
la Pascua, y ya digo una expresión idiomática, al resto de los profesionales.
Pero debo reconocer que hubo casos de gente que no tenía nada que ver con el
ELE, ni con la Lengua, ni con la Filología, que han hecho un gran esfuerzo y
están formados.
P: ¿Cuáles son tus planes, qué proyectos se espera que
pongas en marcha en este tiempo que contaremos con tu presencia y dedicación en
el Instituto Cervantes de São Paulo?
R: Los planes son presentarme al traslado y al que me
den. Tengo posibilidades buenas como, por ejemplo, Tokio, o volver a Varsovia;
Dublín también lo tengo y así puedo “volver a casa” porque Irlanda es mi casa,
un poco. Sin embargo, todavía tengo mucho trabajo en Brasil, porque este centro
es mucho más grande, más complicado y hay muchos proyectos.
Queremos consolidar los cursos de formación y
actualización de profesores, el Fórum, hacer un poco la referencia y el punto
de encuentro de profesionales de la enseñanza del español y luego consolidar
también las relaciones con las instituciones académicas y universidades. Luego,
otro proyecto dentro de la formación de profesores, que tenemos que llevar a cabo,
es la formación en línea. En São Paulo hace falta por lo grande, lo extenso del
Estado, y así llegaríamos a otras personas a las que no podemos llegar y que no
pueden venir los viernes a las sesiones.
Queremos seguir ampliando el DELE. Este año tuvimos veinte
colegios en Estado de São Paulo y llegamos a tener, en noviembre, mil
quinientos alumnos de colegios solamente, o sea, seguir desarrollando el DELE
dentro de la enseñanza regular. Desarrollar los cursos de español en línea para
alumnos de sitios remotos o de São Paulo mismo que no pueden venir a clase.
Tenemos también proyectos internos con actividades para
formar equipos y sentirnos parte de la misma institución, porque si no tenemos
un equipo formado de profesores como Marta, Óscar y otros tantos, yo no puedo
hacer las cosas. Puedo tener ideas fantásticas, ser creativo y tirarme a la
piscina, pero si no tengo quien se tire a la piscina conmigo, las ideas no se
consolidan. Otro punto es la comunicación con otros centros para el intercambio
de materiales como, por ejemplo, los materiales del C2 que Marta está haciendo
de manera divina. Cuando, a veces, me voy a las clases del C2 de los miércoles
por la noche o de los sábados por la mañana veo esa sonrisa, esa felicidad… Si
tú te levantas a las seis de la mañana para venir a clase un sábado… ¡es
maravilloso! Porque trabajamos también por la satisfacción de los alumnos y que
cuando vengan al Instituto encuentren un espacio agradable, porque la parte de
conocimiento ya la ponemos. Podemos tener un programa fantástico, pero no saber
llegar a la gente…, estar todo muy contralado, al milímetro, pero si tú no
tienes profesionales que no sepan transmitirlo…, la gente no se entusiasma.
Para terminar, permíteme una
pregunta algo más personal: Un profesional ya estabilizado como tú, ¿con qué
más sueña en o para su vida?
R: Sueño con cosas cada vez más simples, ser feliz con
cosas fáciles. Hombre, por supuesto también, no quedarme sin trabajo, seguir
con el trabajo que tengo, ¡que me encanta!, un trabajo que implica
conocimiento, factor humano, aportar, mejorar en la medida del posible,
intentar que por lo menos la gente que esté conmigo esté bien e intentar hacer
lo mejor que pueda y seguir aprendiendo, digamos en las dos facetas de mi
trabajo que sería todo el tema docente, la académica y el tema de gestión de
personas.
Entonces del resto sería eso: seguir formándome en esas
dos vertientes y seguir intentando procurar bienestar y desarrollo, yo
incluido. Desarrollarnos todos y crecer profesional y humanamente.
Y con una mirada algo soñadora termina nuestra charla,
dejándonos la certeza de que todo el esfuerzo y la dedicación que ofrecemos, ya
sea a nuestro trabajo o a nuestros estudios, nunca será algo desperdiciado,
pues junto al desarrollo profesional viene el crecimiento humano, factor tan o
más importante en la actual sociedad global tan carente de amor, paz,
comprensión y justicia entre los hombres.
Cristiane Guerreiro Cagnin
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