Este
segundo grupo presenta locomotoras equipadas con motores diésel que aparecieron en la década de 1900. “Los motores
diésel de combustión interna son enormes aparatos, cuyo concepto fue patentado
por Rudolf Diésel en 1892”. La energía producida por el motor se transmite a
las ruedas a través de una caja de cambios, exactamente como en los
automóviles. Por otra parte, el tamaño y el peso excesivo de los motores,
añadido a la fragilidad del sistema de transmisión, hace que estas locomotoras sean
adecuadas para funcionar con motores de baja potencia, en otras palabras, no poseen
un interés comercial.
Locomotora diésel-mecánica
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Por lo general, se trata de locomotoras pequeñas, aptas para maniobras
en estaciones o para automotores (mucho más ligeros que los trenes de
mercancías y con la tracción distribuida). “Un
automotor es un coche de viajeros con motor incorporado que puede moverse por
sus propios medios, sin necesidad de una locomotora”. Hay automotores diésel y
eléctricos, pero en España, solamente a la versión diésel se les suele llamar así.
Locomotoras diésel-eléctricas
En 1925
aparece en Estados Unidos la primera locomotora diésel-eléctrica" dándole así un giro inesperado al desarrollo de la nación. Asimismo, en 1939 “General Motors crea
una nueva locomotora diésel capaz de remolcar pesados trenes de mercancías,
obteniendo un gran éxito y, entonces, se inicia el gran desarrollo de la
tracción diésel”.
En
las locomotoras diésel-eléctricas, “los motores diésel se utilizan para
proporcionar energía a generadores o alternadores conectados a rectificadores de
estado sólido que mueven motores eléctricos ligados a los ejes”. Así, este tipo
de locomotora elimina la necesidad de costosas líneas de transmisión de
energía. Si se compara con la locomotora a vapor, “tiene mayor disponibilidad,
es decir, mayor número de horas productivas por día, puesto que no necesita
realizar paradas frecuentes para repostar agua, gasoil y requerir otros
servicios”.
Otra
ventaja de los motores diésel-eléctricos: “La relativa eficacia para convertir
el gasóleo en energía disponible y su capacidad para desarrollar una mayor
proporción de su máxima potencia de arrastre a bajas velocidades”. Además de
necesitar tan un solo conductor, lo que permite trenes de mayor longitud con un
menor número de empleados.
Locomotora
diésel-eléctrica
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“Los
recientes diseños de locomotoras aprovechan el uso de turbocargadores mejorados
que trabajan con motores de mayor potencia y más eficientes. Los sistemas de
control de las locomotoras se han convertido en dispositivos electrónicos, que
sustituyen la mayor parte de las funciones de regulación eléctrica. Los
microprocesadores a bordo controlan la velocidad del motor, la inyección de
gasoil y el trabajo del alternador, y se interrelacionan con sistemas mejorados
para detectar problemas de tracción de las ruedas motrices, produciendo una
corrección más rápida y una adherencia más óptima.
Una
función adicional del microprocesador es controlar el rendimiento de todos los
sistemas de la locomotora, incrementando su fiabilidad y facilitando la
corrección de los problemas. Una innovación importante de la locomotora es la
introducción de motores de tracción de frecuencia variable, voltaje variable y
de corriente alterna de tres fases en lugar de motores serie de corriente
directa, reduciendo el peso y mejorando la adherencia de las ruedas a la vía”.
Las
locomotoras que están incluidas en este grupo son un buen ejemplo de cómo el
motor de combustión interna fue una mejora drástica en la eficiencia sobre la locomotora
a vapor, por el ahorro sustancial en el mantenimiento y permitiendo la
eliminación de las instalaciones de soporte operacional.
Locomotora diésel-hidráulica
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Locomotoras diésel-hidráulicas
Estas locomotoras “utilizan un sistema de turbinas hidráulicas acopladas
entre sí. El mecanismo permite que la potencia llegue de forma gradual desde el
motor, el cual gira permanentemente hacia las ruedas que parten de parado. El motor impulsa un convertidor de par, que es un
aparato que utiliza el fluido hidráulico bajo presión para transmitir así como
para regular la energía recibida desde el motor. El convertidor está
constituido por una bomba hidráulica y una turbina. El motor activa la bomba
que dirige el fluido hidráulico en dirección a las palas de la turbina. Este
efecto hace girar la turbina y al mismo tiempo se activa un sistema de engranajes
y ejes que mueve las ruedas”.
Las primeras locomotoras diésel-hidráulicas que circularon por las vías
anchas de España fueron construidas en Alemania por Henschel y Krauss-Maffei,
en 1954. "Estas fueron máquinas de maniobras, así como los tractores, fabricados
entre 1986 y 1987 por la Maquinista Terrestre y Marítima (MTM)".
En cuanto a locomotoras de línea, “las primeras diésel-hidráulicas
fueron de la serie 2000T (352) de Renfe, que llevaban dos motores de 1200 CV
conectados a un convertidor de par cada uno de ellos. Llegaron a España,
construidas por Krauss-Maffei en Alemania, entre 1964 y 1965. El convertidor de
par era hidromecánico, o sea, que era una transmisión hidráulica, pero con 4
velocidades”.
Locomotora eléctrica
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Locomotoras eléctricas
Se
trata de locomotoras que no producen su propia energía. “Una locomotora
eléctrica es accionada por los motores eléctricos que absorben corriente de un
cable aéreo (catenaria), un tercer carril o un dispositivo de almacenamiento de
a bordo, tal como un sistema de baterías. Los motores eléctricos conducen un
sistema de engranajes que mueve las ruedas”. Y aunque el coste a la hora de electrificar una línea es muy alto, a todas luces su funcionamiento se
vuelve más barato que los sistemas diésel. “La primera locomotora eléctrica fue
presentada por el ingeniero alemán Werner von Siemens durante la Exposición
Industrial de Berlín, en 1879”.
Las características principales de estas son: “rápido
funcionamiento, higiene, comodidad, gran potencia, desplazamiento silencioso y que no liberan humo u otros
gases. Muchas locomotoras eléctricas
pueden arrastrar convoyes de hasta cinco mil toneladas de carga o veinte
vagones de pasajeros a una velocidad de más de 160 kilómetros por hora”.
A modo de conclusión
Las locomotoras y, por extensión, los
ferrocarriles fueron los grandes impulsores de la Revolución industrial y del consecuente
desarrollo económico. Sin duda, constituyeron un verdadero avance, pudiendo el
hombre hacer grandes viajes conectando diversos puntos de la geografía. Así, este
invento facilitaba, ¡y mucho!, el transporte de mercancías y eso, a su vez,
beneficiaba a las industrias.
Este
medio de transporte posee hasta hoy grandes ventajas, como una mayor
eficacia del consumo de energía (si se tiene en cuenta el nivel de combustible
que emplea y la gran capacidad para transportar tanto pasajeros como carga),
además de ser un medio muy seguro y poco contaminante.
Los países desarrollados, y muchos en vía de
desarrollo, cuentan con redes de vías ferroviarias. Por lo tanto, es posible
viajar en tren a un sinfín de lugares alrededor del mundo. Otro dato importante
es su precio que, por norma general, suele ser mucho más económico que, por
ejemplo, el de un avión (eso si se descartan las nuevas compañías de bajo
coste).
Las nuevas generaciones de trenes, de Alta
velocidad, tienen máquinas construidas con la última tecnología que logran acortar
sensiblemente los tiempos para recorrer determinadas distancias. Estos, sin
duda alguna, terminarán por desbancar al resto, restaurando la gloria de otros
tiempos.
Pepe Cocodrilo
Notas bibliográficas y citas:
https://www.preserved-diesels.co.uk/engines/index_42.htm
http://www.zeljeznice.net/forum/index.php?/topic/9683-siemens-i-amtrak-potpisali-ugovor-za-70-elok/
Viajar en tren es maravilloso...
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