Con este título quiero hablar de aquell@s en los que la excelencia es su marca de fábrica, entendiendo por “excelencia” que sobresalen en alguna materia. Me voy a centrar en la excelencia deportiva ya que creo que es un tema muy poco tratado, muy desconocido en general y, sobre todo, muy poco comentado.
En la actualidad, en la que los deportistas de élite alcanzan más fama que muchos premios Nobel,
solo reconocemos el esfuerzo
y el tesón de quien llega,
pero ¿y de quien se queda en el camino?
¿Qué ocurre con ellos?
Tenemos un hij@ que destaca deportivamente en cualquier disciplina. Lo matriculamos en una actividad extraescolar de esa disciplina. Como destaca lo pasamos a un club. Si sigue despuntando, llegará a un centro de tecnificación deportiva (sea de un club o no). Se seguirá formando para ser el número uno, para poder labrarse un futuro deportivo y, a poder ser, económico.
Los padres, orgullosos, les contarán a todos dónde está su hij@, desde dónde ha conseguido llegar, de lo magnífico que es y de lo bien que han hecho su trabajo como padres, sacrificados por los sueños de sus hijos. El protagonista en cuestión, un/a niño/a o joven al fin y al cabo, tendrá un gran ego por su notoriedad, será más que sus amigos, estará por encima del resto. Se sacrificará, competirá, ganará, perderá, sentirá la soledad, llorará y se dejará la piel en el intento.
Como, desafortunadamente, algunos padres
no están formados diremos “en valores”
o en el mejor/peor de los casos, esos valores, si existen, han sido arrollados por la sociedad en la que vivimos del “tanto tienes, tanto vales”, no han sido capaces de transmitir a sus hij@s que lo importante es ser, no tener. Hasta aquí el caldo de cultivo que nos encontramos.
Olvidamos, con frecuencia, que número 1 solo hay uno; número 2, hay solo uno; número 3, hay solo uno; entonces, ¿qué ocurre con el resto, con tod@s aquell@s que serán números XXX? Su historia es que, en la mayoría de los casos, han dedicado su esfuerzo a ese deporte, no olvidando pero sí dejando en un segundo plano sus estudios, su amigos y una vida corriente, pero ya no son el número 1, 2 o 3.
Así que llega un día en el que ya lo han dado todo de sí, en muchas ocasiones forzando su cuerpo con lesiones que tendrán hasta el resto de sus días, porque se han forzado tanto físicamente que sus articulaciones, ligamentos, huesos y demás, les pasaran una cara factura en la cuarentena de su vida y, de repente,… YA NO SIRVEN.
Pero esto es una falacia,
ya no le sirven al entrenador
porque hay alguien con más posibilidades
que los ha desbancado y, entonces,…
¿¿¿Qué ocurre con ellos???
Pues, simplemente que no son buenos, se quedan fuera del circuito. Los padres no comentan el hecho con normalidad. En el caso de que les pregunten qué tal sus hij@s, habrá una media respuesta, más o menos disfrazada, del tipo: “Hemos pensado que lo mejor es que lo deje y se dedique a los estudios”.
Los protagonistas, hundidos,
frustrados y con su ego por los suelos, ya no son los más simpáticos de la
fiesta, con lo cual se resiente su autoestima tanto para las relaciones como
para sus estudios.
¿No os
parece absurdo?
Son personas
extraordinarias,
que han
llegado donde muchos no llegaremos jamás,
han sido la
élite,
son lo mejor de lo mejor. Ya sabemos
que vivimos en una sociedad que solo premia el éxito, ¿pero no sería justo
reconocer el mérito? ¿Honrar a quien es extraordinario en alguna disciplina?
Que son lo mejor de lo mejor. De su experiencia pueden aprovecharse muchas
otras personas, aprendiendo de todo lo que ellos saben y reconocer así su
valía, su mérito y, como padres, estar superorgullosos de ellos.
Creo que a veces confundimos el
tocino con la velocidad y este es uno de esos casos. ¡¡¡Mi reconocimiento para
todos los JÓVENES EXTRAORDINARIOS!!!
Rosa Salvador
Coach de Vida
Rosa Salvador: Emprendedora, Life Coach, Formadora, Mentora de Autónomos, Emprendedores, Pymes y Profesionales Liberales. Se define como Coach de Vida y de Proyectos. Experta en Coaching y Life Management. Graduada en Co-Active Coach Program por The Coaches Training Institute. Certificada como CPCC por The Coaches Training Institute. Acreditada ACC por ICF Global. Formada en Inteligencia Emocional y también en Introductorio de PNL en el Instituto Gestalt. Está siempre en constante formación para poder aportar cada vez más valor a sus clientes.
(Agradecemos a la autora la cesión de este material que hemos adaptado para este blog).
(Agradecemos a la autora la cesión de este material que hemos adaptado para este blog).
Gracias una vez más, Rosa Salvador. ¡Nos encantan tus aportaciones! Un abrazo amigo en la distancia,
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