Comer,
para mí, es una de las mejores cosas que se puede hacer, así como dormir o
quedarme con mi familia o amigos, los cuales me gustan mucho. Sin embargo, lo
que me ocurre es que tengo un paladar un poco limitado y confieso que algunos
de los platos españoles más famosos no me apetecen mucho, como la paella –
porque a mí no me gustan los mariscos – o la tortilla.
Mis
hábitos alimentarios generalmente involucran el consumo de frutas, verduras,
pollo o carne. El pescado no suelo comerlo con mucha frecuencia y lo que hago
mal es la ingesta de azúcar, más allá de lo ideal – siempre busco un chocolate,
caramelo o golosinas en el intento de contener la ansiedad generada por el
estrés del día a día.
De
las comidas originarias de países hispanohablantes, la que más me atrae es la
mexicana, a pesar de que la pimienta no es mi condimento favorito. El chile,
las quesadillas y el guacamole son las opciones de platos que suelo consumir
cuando voy a un restaurante mexicano, pero la hora más esperada es la de pedir
el postre: ¡Los famosos churros!
Juliana de Almeida Sarti
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