Érase una vez una linda y triste despedida, en la cual dos amigos
involucrados por la locura un día se separaron, aunque no por la muerte, sino
por el buen juicio. En este día llegó el escribano que pasó el primer tema del
testamento de Don Quijote, donde mencionaba que tenían que darle a Sancho, el “fiel
escudero”, lo que se le debía y que si hubiera algún cambio, que también se lo
dieran por su fidelidad. Además, Don Quijote le acabó pidiendo perdón por
llevarlo por el mundo como caballero andante.
Dibujo realizado por Mingote |
Pero Sancho, que no acepta la condición de su señor, se lamenta de lo ocurrido, señalando que es culpa suya, pues cree que podría haber desempeñado mejor sus funciones escuderiles y le contesta que no puede dejarse morir, pues esta es la mayor locura de un hombre, suplicándole así que se levantara para seguir buscando a su Señora Dulcinea. Don Quijote le interrumpe, asegurándole que ya no está loco, sino que se ha vuelto cuerdo y que reconoce su identidad, pues se llama Alonso Quijano el Bueno.
El próximo ítem de su testamento, le da su hacienda a su sobrina, Antonia
Quijana; paga lo que debe a su ama y les deja bienes al señor cura y al señor
bachiller Sansón Carrasco. En el tercer ítem se relata que, en el caso de que
su sobrina quiera casarse, habrá que verificar antes si el hombre sabe de cosas
de libros de caballerías y que si llega a casarse con alguien que sepa de estos
temas, perderá toda su herencia; de este modo, su tío demuestra que se preocupa
de que ella no viva momentos de aflicción a causa de la insensatez que puede
cometer un caballero andante, puesto que no sabe distinguir lo que es real de
lo irreal.
Ya en el cuarto y último ítem de su testamento, Don Quijote les pide a todos
los presentes que, si llegan a conocer a la persona que ha escrito la segunda
parte de su historia, le pidan perdón por haberle dado materia por tan grandes
disparates. Añadiendo que él partió de esa vida con remilgo por incentivar a
alguien a creer en sus locuras.
La muerte de Don Quijote, Gabriel Alarcón |
Entonces, finalizando su testamento, se desmayó y la gente acudió a su
remedio, vivió aún por tres días, pero se desmayaba a menudo. Durante estos
días intentaba disfrutar de la vida, de la compañía de su sobrina, de la del ama,
así como la del amigo Sancho Panza. Al fin, se murió Alonso Quijano el Bueno de
manera sosegada y cristiana porque para él, Don Quijote ya se había muerto.
Alessandro, Dino y Renata
{Preparatorio para el título de C2 español}
{Preparatorio para el título de C2 español}
Una bonita relectura del final de Don Quijote...
ResponderEliminarQué triste historia...!
ResponderEliminarMuere Alonso Quijano para que así pueda nacer la leyenda de Don Quijote de la Mancha... veámoslo con los ojos de esa ilusión de lectura eternizada.
EliminarEsta es una manera romantica de interpretar una escena tan marcante y delicada. Me gusta la idea de pensar en el nacimiento del mito.
EliminarMe encanto edta relectura, y aunque no tenga leido el libro, ya me siento un poco huerfana.
ResponderEliminarSiempre hay una nueva mirada a cada lectura. Enhorabuena!!!
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