Es mediodía, el calor del sol penetra la
imaginación de aquella mujer, allí, sentada entre pajas y carbón del cañaveral.
Una lágrima escurre por el rostro tratando de aliviar el dolor. Su mirada es
pura poesía mezclada con esencia de vida, en la lucha por la supervivencia. Una
bangaña con agua, un plato con unos pocos frijoles y sardina frita en las
brasas del fogón de leña y la hoz que parece no querer cortar más la caña, dada
la falta de fuerzas presentes en aquellos brazos delgados y piel quemada por el
sol. Una lágrima más cae de sus ojos: el dolor parece mezclarse con la
esperanza de vivir.
Contempla el Sol. Fija su mirada como si
quisiera preguntarle algo. La naturaleza parece comprender su dolor y una nube cubre
los rayos solares dándole un minuto de alivio. Ana, su hija, se acerca a ella y
reposa la cabeza en su regazo. Las manos callosas, que antes llevaban puestas
los guantes, acarician sus cabellos.
- Hija, tengo que levantarme, dice María
con una voz llena de dolor y amor.
Ana mira hacia arriba:
- Madre, tengo hambre. Yo también,
contesta María. Y pela una caña.
•
El día va, poco a poco, dando lugar a la
noche. María llega a casa cansada, mira a sus hijos, todos harapientos, algunos
desnudos porque no tienen ropa que ponerse. En silencio se va a duchar. En el
río, echa la ropa sucia y la lava para el día siguiente, golpeándola en la
piedra. La Luna aparece en el infinito del cielo y su luz se refleja en las
aguas del lago. María se mira en el espejo de agua y ve su rostro reflejado. Se
acuerda de sus deseos y sueños de algún día poder conocer el Mar. Se ríe, allí,
sola, y con las manos arroja agua hacia arriba lavando así su cuerpo. Feliz, se
acuesta sobre la piedra, con los brazos abiertos como llamando al abrazo. Después
se va para debajo del chorro de agua que baja del canalón.
Parece que todo el sufrimiento de la
labor diaria fue arrastrado río abajo. Se sienta en la piedra, observa al pez
que sube y baja en el lago. Durante un rato, un sentimiento de tristeza doma su
imaginación. Mira el cielo bañado de estrellas, mira los cuatro rincones del
mundo. Se siente pequeña. Anhela ser grande. Siente ganas de vivir. Y pregunta:
¿qué es la vida?
Una voz parece responder en su oído, que
la vida es lo que se vive. María tiene la esperanza de que sus hijos estudien,
que puedan ser alguien. Pero parece que los caminos están cerrados. La
violencia, mezclada con el tráfico de drogas, cada día que pasa domina más y
más aquella región. Tiene miedo de que sus hijos sean víctimas de este sistema
que consume lentamente y muy rápido la existencia humana.
María, sentada en la piedra, parece
abrazar el silencio de la noche movido por el canto de los pájaros, grillos y
lagartijas. Se levanta, se pone un vestido casi transparente que muestra las
curvas de su cuerpo cuando contrasta con la luz de la Luna. Y, caminando hacia
casa, roba una mirada de un vecino que, así como ella, sigue viviendo en la
finca, ya que la mayoría se fue a vivir a la ciudad. Una larga sonrisa sale de
sus labios al darse cuenta de que fue deseada.
•
Los días pasan. Y la rutina es siempre
la misma. En casa, por la noche, una radio trae las noticias de Brasil y del
mundo. El quinqué ilumina la cena, es decir, cuando hay. Los niños juegan en el
patio a la luz de las estrellas y de la Luna. A veces, la familia que vive en
la casa del otro lado de la finca viene a su casa. Y se sientan en el patio y
cuentan historias. Y ríen. Y una felicidad inocente aparece en la mirada de
cada uno.
En la mirada de María se ve el semblante
de alegría y dolor, al sentir la falta de su esposo que no está presente. Y sin
que nadie se diese cuenta, desciende una lágrima buscando con insistencia su rostro. Pero María es
fuerte y sabe que necesita vivir, que necesita ver a sus hijos graduados, que
no puede renunciar a su sueño, el de conocer un día el Mar.
- Las historias están buenas, pero necesitamos
dormir, exclama María con una voz que proviene de un cuerpo que pide descanso.
- Pero hoy es viernes y tenemos una hora
más para dormir, mañana no hay corte de caña, bromea el vecino.
- Por eso mismo quiero aprovechar,
contesta María entre risas.
Allá, en la finca de María, el día se
despierta temprano. El gallo canta advirtiendo que el sol penetra los bosques
con sus rayos, dando la bienvenida. Ella se levanta, le lanza el maíz a las
gallinas y se siente un poco aliviada por el hecho de ser sábado, pues la labor
diaria será menos sufrible. Y contempla la naturaleza en su espectáculo divino.
•
El fin de semana pasó muy rápido. A las
cinco de la mañana del lunes, María ya estaba en el cañaveral, como siempre. Dispuesta
a cortar la mayor cantidad de caña posible. Canturreaba una canción cualquiera.
La canción sonaba como armonía para aplacar el dolor de la lucha ardua.
Poco a poco el sol iba calentando. El
sudor, mezclado con el carbón de la caña, escurría por el rostro. Era
impresionante su disposición. Sujetaba con la mano izquierda unas cinco cañas y
con la hoz, en la mano derecha, las cortaba con mucha facilidad. María, después
de que su esposo fue asesinado, víctima de un asalto, se puso a trabajar el
doble para mantener y garantizar el alimento de sus hijos.
•
En el cielo, el sol caliente.
En el cañaveral, María con la hoz.
•
La hoz. Sí, aquella misma hoz que servía
para cortar la caña, de súbito, sin que se diera cuenta, cortó su brazo. El
corte fue profundo. La sangre empezó a chorrear. María pide socorro. Es llevada
en un auto cualquiera hasta la ciudad.
Por el camino parece que se desmaya por
la cantidad de sangre perdida. Llega al hospital. No hay médico. María es
colocada en una mesa improvisada. Un auxiliar de enfermería la mira atento. María
está delirando, perdió mucha sangre. Y, mientras delira, algunas imágenes pasan
por su imaginación: Ve el mar en su inmensidad. Abre los brazos con la
felicidad de quien realiza un sueño. Ve, también, a su hija recibiendo el
diploma al graduarse en una universidad. Su semblante es pura alegría.
María cierra los ojos. Y la sanidad
pública, representada por aquel auxiliar de enfermería, advierte que ella llegó al óbito.
Adenildo
Lima
Traducción
de Mei Santana
Si te gustó, no te pierdas "Visita inesperada", otro cuento inédito de Adenildo Lima.
Adenildo Lima, nació en Colonia Leopoldina, una pequeña ciudad ubicada en el interior del Estado de Alagoas, Brasil. Llegó a São Paulo en 1998, donde reside hasta hoy. En 2016 participó de la 24ª Bienal Internacional del Libro de São Paulo (Brasil). Adenildo es escritor, poeta, ponente y profesor universitario. Como licenciado en Letras, hizo su maestría en el área de Educación y una especialización en Gestión de Políticas Culturales, en la Universidad de Girona (España). Hasta el momento ha publicado cuatro libros, entre ellos, el más reciente es O copo e a água (Cuento infantil, 2ª ed., 2017) y A parteira (Poema narrativo, 2013), con prefacio de Isabel de Andrade Moliterno. En 2017 se postuló para el asiento 37, de la Academia Brasileña de Letras (ABL), que antes estaba ocupado por el poeta Ferreira Gullar.
Esta es la primera vez que su obra se traduce al español gracias al trabajo de la traductora correveidileana, Mei Santana.
¡Muchísimas gracias a Adenildo por habernos permitido traducir tan linda joya literaria para ser presentada en exclusividad en este espacio en el que amamos la lengua y el Arte por encima de todo! Te desea todo el equipo del blog un gran éxito, querido amigo.
ResponderEliminarObrigado, Marta, pelo carinho e pela dedicação. É motivo de felicidade, para mim, ter um texto publicado neste blog. Abraços...
EliminarMei, una vez más, un bellísimo trabajo de traducción no exento de ese gran desafío que encierra todo texto al que uno se enfrenta. Sé cuánto has trabajado para que el resultado fuese extraordinario, como todo lo que tú haces. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarEn primer lugar, quiero agradecerle a Adenildo por la oportunidad de ser la primera en traducir su obra. El cuento María es una obra que acerca al lector a la realidad de muchos que sueñan con ver el progreso de sus hijos, y nos invita a una profunda reflexión, ya que esta historia es el retrato fiel de nuestros trabajadores rurales. En segundo lugar, a Marta, puesto que sin su apoyo nada sucedería. Es un honor poder formar parte de este equipo tan competente.
ResponderEliminarMuchas gracias!
Parabéns, Mei Santana, pelo excelente trabalho de tradução. Muitíssimo obrigado pelo carinho, dedicação e comentários sobre o texto.
EliminarAbraços
A história de Maria me fez lembrar o tempo em que morava no Estado da Bahia-Brasil, numa cidade pobre, pacata e atrasada. Confesso que era uma vida muito difícil, meus pais trabalhavam sob um sol escaldante,um calor insuportável, para por o alimento em casa, e nos dar um futuro melhor (eles diziam: vocês ainda vão ser alguém na vida, eu prometo!).
ResponderEliminarObrigada, Adenildo, por me transportar ao túnel do tempo, fazendo com que eu resgatasse a minha história por meio do conto Maria, foi deveras emocionante, uma viagem ao passado.
Agradeço a Deus e aos meus pais por tudo que eles representam em minha vida e pelo que sou hoje. Parabéns a todos pelo lindo trabalho do Blog.
Olá, Noemia. Fico muito feliz e agradecido por você compartilhar a sua leitura com a gente. É sempre muito gratificante ter esse retorno.
EliminarMais uma vez obrigado...
Abraços
Gran escritor y persona. También gran homenaje a las bellas historias del interior de Brasil y de nuestro interior personal. Felicidades también a Mei y a Marta por la iniciativa.
ResponderEliminarOlá, Carlos, obrigado pelo carinho.
EliminarAbraços
Gracias, Carlos Jiménez. Saludines.
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