“Cuando
una persona se propone estudiar un idioma, está indirectamente intentando desarrollar
sus capacidades de comunicación. En otras palabras, comprender y hacerse
comprender, transmitir y recibir mensajes, en fin, compartir experiencias de
vida con personas de culturas distintas a la tuya. La
comunicación posibilita que estemos integrados en el mundo a nuestro alrededor,
aprendiendo y enseñando. Mucho más que una actividad mecánica, comunicarse es
esencialmente un fenómeno sociocultural.
La
habilidad de comunicarse en un idioma extranjero será la responsable de viajes
más placenteros, multitud de nuevos amigos y, seguramente, progreso
profesional. Pero ¿eran apenas estos los objetivos que intentamos alcanzar? No
lo creo. La mayor motivación es saciar una pasión, la pasión de conocer otro
país en todos sus detalles, la manera de ser de sus pueblos, orígenes y, claro
está, las tradiciones.
Tanto
para mis compañeros de estudios como para mí, esta pasión atiende al nombre de
España. Hoy conquistamos el grado de maestría en el idioma de Miguel de Cervantes,
así que estamos aptos para comunicarnos “casi” con total seguridad, para
disfrutar de todo el conocimiento que hemos adquirido a lo largo de estos años.
Este
hecho no se debe tan solo a nuestro propio mérito. Al contrario, esta victoria
se fundamenta en tres pilares. El primero está representado por nuestros
profesores. Mucho más que profesionales con talento, fueron nuestros compañeros
de jornada a través de las maravillas y misterios de la lengua hispánica.
Lengua esta, a veces, tan semejante al portugués y, por momentos, tan distinta,
motivo por el cual aumentaba esta pasión de aprendizaje…
El
tercer pilar está estructurado por los compañeros de estudio. Para mí es muy
difícil describir en palabras cuán enriquecedor fue el privilegio de estudiar
con todos vosotros que estáis hoy ahí sentados frente a mí. Formamos un grupo
muy bueno, una docena de personas activas, motivadas y, sin sombra de dudas, movidas
por una pasión en común: el español. El resultado no podría ser otro que algo
que va más allá de una sólida amistad, se trata de absoluta complicidad.
Hoy
no celebramos el final de un ciclo sino que conmemoramos el inicio de una etapa
mucho mayor, llena de desafíos y oportunidades. A esta nueva etapa la llamaremos
futuro. Los nuevos horizontes que se descortinan ante nosotros, nos invitan a
un sinfín de realizaciones. Por lo tanto, estamos listos, con brillo en los
ojos, una sonrisa en los labios y la alegría en el corazón, puesto que sabemos
que, debido a todos vosotros, nos convertimos en seres humanos más completos”.
Muy bonitas palabras, P.C., vivir experiencias así es lo que nos hace crecer como seres humanos de excepción. Un beso navideño,
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