Antes de la llegada de los europeos, los indígenas
que vivían en Brasil tenían esta tierra como un lujo, un modo de vivir rico, con
aves, peces, raíces, frutos, flores y semillas, que a ellos les daban alegrías a
la hora de cazar, pescar, plantar y cosechar. En su concepción sabia y sencilla,
la vida era un regalo que a ellos les dieron los dioses, así como también
excelentes cuerpos para caminar, correr, nadar, bailar, luchar y ojos sanos
para ver todos los colores, las luces y sus sombras, lo suficiente para vivir.
En consecuencia, los indígenas no entendían qué más
podrían querer los huéspedes, recién llegados. Pregunta esta que fue contestada
rápidamente con la retirada del oro, la madera y el sometimiento a la
esclavitud por parte del pueblo indígena. Por otra parte, los indígenas no
separaban el trabajo del Arte, cada uno tenía su plantación, pero nadie era el
dueño de la tierra, pues todos los indígenas veían la tierra como un bien común.
Indios Arara pescando en el río Xingu (Pará, Brasil) |
Los pueblos indígenas controlaron numerosas
plantaciones para el consumo humano, entre las cuales estaba la yuca, a la que le
quitaron el veneno que podría matar al hombre así como a los animales. En un
grupo de indígenas nadie es dueño del saber, la información es compartida y
todos pueden acceder al saber, por lo tanto, nadie se apropia de la información
para convertirla en ventaja con el objetivo de ganar dinero o cargos.
Entre los indios, el jefe era y es el representante
de la tradición, de la experiencia, de la cultura del pueblo. Se trataba del
gran mediador, que jamás daría una orden a nadie, en verdad, a los indígenas
les parecería extraño o divertido si otro indígena les diera una orden. Y entre
las múltiples enseñanzas heredadas, los indígenas nos dejaron el ritual de
bañarnos varias veces al día, pues para ellos el baño era sagrado, limpiaba
tanto el cuerpo como el alma y liberaba de los males, así como también animaba
a quien lo tomaba y lo dejaba listo cada mañana para cumplir un día más de
trabajo.
Indios tupi-guaraníes |
Por esta razón, para ellos todo era motivo de
celebración: el plantío, la cosecha, el nacimiento o la muerte. El indígena se
adornaba mucho, bailaba mucho, jugaba mucho y se reía mucho. Según parece, esto
incomodaba sobremanera a los europeos, que buscaban riquezas a través de
prácticas basadas en el egoísmo y la estupidez, actos estos que siempre
terminan en frustración. Entonces, resulta que el modo de vivir indígena para esta
nuestra “cultura moderna” es muy difícil de soportar, el hecho de ver tanta
felicidad y belleza en un pueblo sencillo y sabio, puesto que ellos son los
verdaderos dueños de esta tierra.
Jorge Martins de Almeida
Fuente bibliográfica:
Darcy
Ribeiro O povo brasileiro: a formação e o
sentido do Brasil. São Paulo: Companhia das Letras, 1995.
Qué magnífica herencia que hemos recibido!! Sobre todo los europeos que, en época de Cervantes, el tema del baño era 'rara avis'. Gracias, Jorge.
ResponderEliminarSin duda, Marta, los pueblos indígenas fueron y son muy importantes!!! Gracias por tu comentario.
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