Correveidile: El omnipresente caballo (Parte 2)

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Artes

¿Qué rara fascinación habrá producido la figura del caballo para que formara parte del Arte desde la prehistoria hasta la actualidad? Seguramente, la singular belleza del animal salvaje fue lo que despertó ese profundo deseo de poseerlo como una de sus pertenencias más preciadas. Las pinturas de las cavernas de Lascaux y Altamira demuestran esa importancia. En la primera de ellas se han encontrado figuras con alrededor de 364 caballos.

El arte primitivo obedece a un destino ritual y mágico. El pintor parietal fija el parecido de su modelo, que nunca es un animal determinado, sino que es el arquetipo de la especie que los contiene a todos: un caballo es todos los caballos. Se mueve en un terreno donde las formas mentales triunfan sobre las fuerzas vivientes.

San Jorge y el Dragón fue pintado entre 1439 y 1440, con la técnica de oro de la época, el temple sobre madera; en una superficie de 52 x 90 cm se muestran las andanzas de este santo “casi inventado” por la fe cristiana, ávida de contar historias heroicas. La leyenda de San Jorge, originaria de la provincia de Libia, cuenta de un pueblo azotado por la ira de un dragón que moraba en un lago. Para aplacar su fiereza se le ofrendaban ovejas, pero cuando éstas se acabaron, víctimas humanas. Cuando apenas quedaban almas propiciatorias, le tocó a la única hija del rey que, apenado por no poder hacer nada, la vistió lujosamente y la entregó. De camino al sacrificio se encontró a San Jorge, quien le propuso ayudarlo capturando al dragón para liberarla, ya que Dios lo había llevado con esa misión.

"Baltasar Carlos a caballo", Velázquez

Se ha dicho más de una vez que Rubens pintaba con sangre y es en "El rapto de las hijas de Leucipo" donde evidencia su adoración por la excitación: escenas dramáticas narran la historia de dos hermanos que secuestran a las doncellas desde sus caballos, donde la pasión es traducida en pura voluptuosidad.

Por otro lado, Velázquez es menos pasional con el retrato ecuestre del príncipe Baltasar Carlos, hijo de Felipe IV, en la escuela de equitación o el mismísimo retrato del Conde Duque de Olivares.

También aparece Gian Lorenzo Bernini que "hará estallar su furia expresiva manierista en la estatua ecuestre de Luis XIV, una obra que no agradó al rey y fue trasladada al extremo de un estanque. Nada mejor que el ideal romántico para pintar caballos: Jacques Louis David, muestra a Bonaparte atravesando los Alpes en el Gran San Bernardo, donde refrena al caballo y este, encabritado, lo sostiene con gallardía".

El trabajo sobre los caballos está presente en muchos artistas contemporáneos, pero de todos ellos será, sin duda, Pablo Picasso quien lo lleve al paroxismo. Las series de la minotauromaquia y sus esbozos primero, culminan en el gran mural del “Guernica”, los muestra desmembrados, rotos, patéticos, víctimas de lanzas de picadores o de bombas arrojadas desde el aire. Detenidos en un relincho que es también grito humano ante la tragedia.

Desde los primeros mitos escritos, los caballos han aparecido con frecuencia en la Literatura. Aparecen como personajes principales, compañeros y símbolos de temas generales. Los caballos son comúnmente utilizados en la Literatura infantil, ya que los niños se relacionan muy a menudo bien con los animales, pero los autores de libros para adultos también escriben sobre los estos.

La serie "Pippi Longstocking" (en español "Pipi Calzaslargas") de Astrid Lindgren utiliza el caballo de Pippi como un compañero y un medio para demostrar las cualidades inusuales de la protagonista. Ella, a menudo, levanta al caballo en peso en su porche y es impertérrita la presencia del caballo en su cocina. El caballo le concede libertad, por lo que puede ir a cualquier lugar que le plazca.

Black Beauty (Azabache o Belleza negra en español) es una novela de 1877 escrita por Anna Sewell, que cuenta con un caballo como personaje principal. A diferencia de la mayoría de las historias de caballos, este libro se escribe desde la perspectiva del caballo en sí, como si fuera una autobiografía. Al darle al caballo características humanas, Sewell esperaba despertar la preocupación del público por los caballos, promoviendo así un trato humano.

Don Quijote y Rocinante

Miguel de Cervantes, autor de El Quijote, también utilizó caballos para simbolizar el movimiento, así como para definir la clase de un personaje. Rocinante es, además de Sancho, el fiel compañero de aventuras de don Quijote, que aun en su calidad de animal y falto de cualquier diálogo, se convierte en uno de los personajes más emblemáticos y amables de esta obra.

De esta relación entre el hombre y el animal, lo más curioso y simpático es su parecido físico con don Quijote, con el que además parece compartir la misma actitud noble, elevada y reposada de los caballeros andantes. No obstante, Rocinante carece de la lozanía de ilustres corceles como Babieca o Bucéfalo. Cervantes, en su narrativa, lo sitúa entre los grandes rocines en medio de su mundo caballeresco, atribuyéndole incluso la virtud de ser el primero de todos los rocines.

Bevis de Hampton, es una novela inglesa que cuenta con Arondel, el caballo de Bevis. Este trata al caballo como si fuera un sujeto feudal, en lugar de una posesión que puede ser transferida y, en definitiva, el mensaje es que su relación demuestra la lealtad y la comunicación profunda entre las especies.

Misty de Chincoteague era un caballo de verdad y era el protagonista, en un libro que lleva el mismo nombre, escrito por Marguerite Henry. "Este libro clásico, en el género de la ficción realista, ganó una medalla de Newberry, un premio prestigioso del libro de niños. El libro describe las aventuras de dos niños que trabajan duro para comprar un caballo salvaje y llevarlo a su casa. Al final del libro, luchan con la decisión de volver a poner al caballo en libertad".

El caballo Whisperer de Nicholas Evans describe a un hombre con una capacidad excepcional para comunicarse con los caballos. Después de un grave accidente montando a caballo, ayuda tanto al caballo, Pilgrim, como a la jinete, una adolescente llamada Grace, a superar sus traumas. En el libro, la relación del caballo con su dueño es tan fuerte que su cura está vinculada.

Con claridad, los caballos parecen grandes en la imaginación de los escritores y de los lectores. Así, muchos de ellos dejaron su huella tanto en el cine como en la televisión. De entre los muchos nombres célebres se destaca: Tornado, el caballo del Zorro.

El Zorro es un personaje de ficción creado por Johnston McCulley que combate el crimen en un Los Ángeles de comienzos del siglo XIX, cuando no era más que una villa de la California española. Cuando no está luchando contra las injusticias, el Zorro es Diego de la Vega, un noble californiano. Este personaje fue considerado como uno de los primeros héroes de la cultura moderna. En Hollywood fue interpretado por Douglas Fairbanks, Tyrone Power y finalmente por Guy Williams para la popular serie de televisión El Zorro (1957-1958), de Disney. Una de las últimas interpretaciones del Zorro la protagonizó Antonio Banderas. "Tornado" es de color negro, de raza fresian, muy dócil y lo acompaña siempre en sus aventuras.

El corcel negro

Este es el título de una película que en inglés se llamaba Black Stallion y que fue dirigida por Carroll Ballard en 1979. Cuando un naufragio deja a Alec, un valiente muchacho, y a "El negro", un caballo árabe salvaje, abandonados en una isla desierta, los dos comparten una emocionante aventura de supervivencia, que fomenta un duradero lazo de amistad entre ellos. En el momento en el que son rescatados, Alec y el magnífico caballo continúan su aventura uniendo sus fuerzas con el exjockey y entrenador de caballos, Henry Dailey. Este, viendo la combinación ganadora que forman el noble espíritu del caballo y la inquebrantable devoción de Alec hacia su amigo, los toma como protegidos, preparándoles para enfrentarse de igual a igual con los mejores purasangres del mundo en la "Carrera del siglo".

"Silver", el caballo de El Llanero Solitario

Esta fue una serie de televisión que tuvo mucho éxito. Silver era un caballo musculoso, de una estampa impresionante, que fue creado en 1933, por George Trendle, para la radio. Clayton Moore protagonizó la mayoría de los 221 episodios de 23 minutos presentados a lo largo de varias temporadas entre 1949 y 1957. John Hart interpretó el papel entre 1951 y 1953, a lo largo de 26 episodios. El Llanero Solitario era realmente un Texas ranger llamado John Reid, que fue el único superviviente tras el ataque de Butch Cavendish y su pandilla. Curado por Toro, Reid juró ayudar a cumplir la justicia del Oeste portando una máscara. Armado con revólveres que disparaban balas de plata que podían herir, pero nunca matar, cabalgaba sobre su fiel caballo Silver, mientras que Toro lo hacía sobre Scout. también se hicieron dos películas para la gran pantalla y dio lugar a una serie de dibujos animados emitida entre 1966 y 1969.

Tiro Loco Mcgraw

En inglés Quick Draw McGraw, es un caballo de dibujos animados creados por Hanna-Barbera en 1959. Tiro Loco McGraw es un oficial de Nuevo México que usa la insignia de U. S. Marshall y demuestra cómo es ser un inepto total. El personaje es lento al hablar porque es lento a la hora de pensar y cuando, al final, logra sacar su pistola de la funda, suele dispararle al hombre equivocado o incluso a sí mismo.

Los consejos de su burro, que es su compañero, Pepe Trueno, no son suficientes para evitar los desastres del tonto policía en cada episodio. A pesar del estereotipo de Pepe Trueno (el mexicano de sombrero ancho y que habla con acento norteño), está claro que es mucho más inteligente que Tiro Loco, pero, eso sí, le es fiel. En algunos episodios, Tiro Loco asume la identidad del vigilante enmascarado, "El Relámpago" (una clara parodia del Zorro), y ataca a sus enemigos balanceándose en una cuerda y golpeándoles en la cabeza con una guitarra acústica a la que siempre se refiere como la "relampagueante", a la vez que exclama: "¡Relámpago!", produciendo un distintivo sonido del golpe que, a veces, destruye la guitarra en el proceso.

En resumen

La aparición del caballo se remonta a las pinturas rupestres del paleolítico, por lo que casi seguro el hombre prehistórico trataba, de esta manera, de perpetuar la hermosura de este animal, plasmando su admiración en tintes litográficos. El hombre siempre le ha otorgado al caballo un papel destacado en todos los ámbitos de la vida. Los caballos han sido, desde la Antigüedad, compañeros de fatigas del caballero, del guerrero, del hombre en general. El caballo, quizás el animal más bello de la creación, sin duda ha sido el que ha prestado más y mejores servicios al hombre, como así lo demuestra la Historia de la Humanidad.