Epicuro es el tema del episodio 9. Como siempre pasa, se nos presenta al filósofo de la semana, sus ideas, pensamientos y empezamos a relacionarlos con lo que ocurre con los estudiantes. El filósofo griego consideraba que los amigos son lo más importante que tenemos, que son ellos los que nos ayudan a no sufrir en la vida.
Sin destripar la
historia, os puedo decir que este capítulo está lleno de fiestas, bebidas, confesiones y revelaciones, es decir, son cincuenta minutos intensos (para
algunos personajes más que para otros). Sin embargo, pasando todo esto, quien conquistó mi atención en este episodio fue el propio profesor.
Merlí sabe que debe decir algo a una determinada persona para evitar la tristeza
de los dos, pero para él esto es muy difícil, así que prefiere sufrir un rato antes
que dejar su orgullo de lado y decir lo que debe a quien debe.
Con esto me quedé
pensando: ¿por qué, si la felicidad la construimos nosotros con las personas
que queremos, nos cuesta tanto expresarles cuánto nos gustan? De hecho es más
fácil no decir nada, me atrevo a opinar que principalmente para las personas
más próximas. Tal vez existan los que defiendan que siempre herimos a aquellos que nos
gustan, pues sabemos que nos van a perdonar y van a continuar queriéndonos.
Aunque no les hagamos
daño, para la mayor parte de las personas es difícil expresar los sentimientos
hacia quienes les gustan. A mí me parece que todavía más hoy en día, en que el
tiempo que tenemos es insuficiente para todo lo que debemos hacer y, muchas veces,
abandonamos partes importantes de nuestra vida, como las relaciones
interpersonales.
Por consiguiente, la
verdad es que nadie vive solo y a todos nos gusta saber que alguien nos quiere.
Debemos expresar nuestras emociones (¡claro que no todas!) como, por fin, lo
intenta hacer Merlí en este episodio porque así, como pesaba Epicuro, acercándonos a
personas queridas, podemos encontrar (y vivir) la felicidad.
La peripatética
brasileña
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