La vida puede estar llena de “retratos en
tonos pastel”, pero, a veces, sería interesante poner colores más vivos en algún momento
de la existencia. Es posible que el Arte cumpla este papel, el de traer luz,
matizar el color y darle alegría a la vida. Además, el Arte es una manera de expresar, de
manera independiente, los sentimientos. No obstante, hay que tener cuidado
cuando no se sabe ser libre ni dueño de su propio destino.
Este
capítulo narra la experiencia de una de las maestras al vivir algo fuera de su
contexto social y familiar. En efecto, no es fácil formar parte de una sociedad
bajo reglas, protocolos y mentiras, es decir, usando máscaras y siendo siempre
cordiales para esconder tanto sus deseos como personalidades egoístas e impenetrables.
Así pues, establecer relaciones superficiales sería un artificio para ocultar
la fragilidad y, por consiguiente, evitar el sufrimiento y rechazo por parte de
sus iguales.
Las
mujeres que vivían en los años 20 no tenían muchos derechos, sino más bien muchos deberes ante la familia y la sociedad. No podían “ser” sino que debían “parecer”, puesto que
esto último era más importante para garantizar que no fueran
repudiadas. La vida debía ser vivida de cara a la sociedad, por lo tanto, expresar de
forma sincera lo que sentían no era posible o no estaba permitido. La transgresión era
para aquellas más fuertes, las que tenían el coraje de ser lo que querían,
abandonando el acto de vivir de apariencias y bajo la superficialidad.
En paralelo a esta historia de la maestra, que vive su problema existencial, el
capítulo desnuda el amor adolescente que, además, se muestra siempre sencillo e
inocente, pero lleno de pasión, como si fuera un ministerio que debiese ser
desvelado sin miedo. Tal vez pueda explicarse como la búsqueda del placer que
no se conoce, aunque sea un sentimiento nuevo que agita las hormonas y la
fantasía. Sin duda, sufrir por amor es vivir algo que hace la vida valer la
pena.
En definitiva, el capítulo “Retratos en tonos pastel” sirve para emocionarse y
dejarse llevar por los encantos y la aventura de la adolescencia. La reflexión
está presente para desafiar a aquellos que tienen valor: que se saquen las
máscaras sociales y se den la oportunidad de ser felices.
Cervantito, El Perro
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