Capítulo 5: “Tiempo de Esplendor”
Crítica por Alexsandro Macedo Silva
La envidia es uno de los problemas de la
humanidad. Este es un sentimiento capaz de desgastar cualquier relación e impedir
que las cosas buenas ocurran. A veces, el orgullo también está presente cuando
la envidia emerge, destrozando la dignidad humana. Así está permeada la
historia del quinto capítulo de El Ministerio del Tiempo, titulado “Tiempo de
Esplendor”. Sin embargo, los protagonistas, Amelia y Alonso, se encuentran en sendas crisis existenciales. La madre de Amelia le pide a su hija, con tono de
autoridad, que reflexione sobre su vida: la posibilidad de casarse, tener
hijos, constituir una familia, pues ya está con edad avanzada y, con suerte, solo
va a desposar a un hombre viudo. Alonso, por otro lado, quiere tener una
familia con varios hijos, proyecto no compartido con Elena, su amada. Como mujer del siglo XX, Elena tiene el derecho de decidir sobre su propio cuerpo –tener hijos o no. Por supuesto, que la vida en pareja cambió tras un enfado
entre ambos.
Pero dejemos de lado las crisis existenciales y
avancemos en la historia… El capítulo quinto de la tercera temporada retrata el
hecho histórico en el que España firma un acuerdo de paz con Inglaterra, en
1605, después de un largo tiempo de conflicto. La patrulla de Amelia viaja
hasta aquel momento porque el enviado inglés fue asesinado, comprometiendo así la
paz entre las dos naciones. Todo indica que hay una conspiración: un viajero
del tiempo desconocido sería el responsable de este acto e intentaría hacerlo
nuevamente, ya que Inglaterra había enviado a otro representante para negociar
con Felipe III. Claro que la patrulla tuvo éxito, después de varios problemas
enfrentados debido a las confusiones de Alonso, que dejó llevarse por su orgullo
nacionalista. Amelia, una vez más, fue responsable por planear y salir airosa de cada incidente que ocurría. Demostró más inteligencia emocional que sus
compañeros juntos.
Amelia, con su astucia, convenció a la
reina para ser la llave maestra a la hora de resolver el impasse con Inglaterra. En verdad, el duque de Lerma, el brazo derecho e izquierdo del Rey,
estaba en contra del tratado, midiendo sus fuerzas con la reina, que quería
ver a España desarrollándose como una nación poderosa y libre, sin guerras. Además,
Amelia puso fin al clima de envidia y orgullo entre Cervantes y Lope de Vega,
dos grandes escritores que se peleaban siempre porque uno quería ser mayor que
el otro. Amelia les mostró que los dos eran grandes en la Literatura española.
Su capacidad emocional fue increíble a la hora de mantener su identidad cuando se
encontró con Lope de Vega por tercera vez y se vengó de este último, con
autorización de la reina, presentándole a Cervantes al mayor escritor inglés, William
Shakespeare.
“Tiempo de Esplendor” mantiene la línea
cómica de los capítulos anteriores. Las peleas entre Cervantes y Lope son
singulares y casi infantiles, así como también lo es su pronunciación del
apellido del escritor inglés. Alonso y Pacino forman una pareja que divierte y
hace reír con sus equívocos durante la historia, especialmente en los diálogos
con los ingleses. Las disputas entre ellos parecían cosas de adolescentes que
quieren siempre tener más ventajas en todas sus acciones. Su duda, Amelia es la
“madre” que arregla los desórdenes y pone juicio en la locura de los más
jóvenes. ¡Amelia es la mujer de verdad!
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