Hace ya un tiempo, un
grupo de estudiantes de español tuvimos el honor y el privilegio de entrevistar,
vía internet, al escritor murciano David Sánchez Florio desde São Paulo
(Brasil). Si alguno de nuestros lectores se pregunta quién es David, lo primero que tiene que saber es que, según sus propias palabras, se
trata de alguien muy amigo de sus amigos. Sin duda, es una de esas personas que
tiene muy clara una ley universal: Todo aquello que des siempre volverá, la
vida te lo devolverá aunque sea con otra cara, otras circunstancias u otros
sitios.
Así que va
por el mundo dando solamente lo que le gusta recibir. Además, procura tener
presente que todo el mundo tiene sus propios problemas y que si alguien no lo
trata como debiera, tal vez uno debe pensar que cada ser humano tiene su fuerza
interior. Le gusta que la gente esté bien. Asimismo, le encanta que todos disfruten,
junto a él, de esos momentos que le apasionan, como el de dar una entrevista
como esta.
David nos confesó que
un día va a escribir sobre su vida porque es muy interesante, puesto que le ha
pasado muchas cosas que serían dignas de interés. En suma, se considera una
persona alegre, que disfruta estando consigo mismo y, por supuesto, es feliz.
Parte I: El nacimiento de un escritor
Blog Correveidile: David, ¿Qué hacías antes de ser
escritor?
David Sánchez
Florio: Antes de ser escritor gateaba porque yo siempre estaba escribiendo,
desde que era un niño. Entonces, antes de ser escritor gateaba y veía dibujos
animados. Sin embargo, previa a la publicación de mi novela he hecho muchísimas
cosas. Yo soy músico, toco el piano, también canto, así que me dedicaba a la
música casi con exclusividad. Lo único que pasa es que siempre he tenido la
necesidad de escribir y lo hago desde que tengo uso de razón, por lo que al
final me decidí a publicar.
También he sido
camarero en un bar, trabajado en una fábrica de hojalata y colaborado con la Orquesta
sinfónica de Murcia. En fin, he hecho muchísimas cosas, no obstante he sido
estudiante casi la mayor parte de mi tiempo y, bueno, todo eso me ha llevado a
poder decidirme a la hora de publicar mis obras. No sé si os he contestado
bien, pero he sido todo eso.
BC: ¿Cuáles crees que son los primeros pasos para ser un buen
escritor?
DSF: Bueno, un
primer paso sería controlar la gramática, porque la gramática es muy importante
y es necesario saber expresar lo que se quiere decir en lo que se escribe. Hace
poco, por ejemplo, le corregí a una chica de Barcelona un relato corto de cinco
páginas que quería mandar a un concurso. Me conoció por Instagram como Coach y
escritor, así que se puso en contacto conmigo y me dijo si podía corregirle
eso. La chica dijo que eran muy pocas páginas y yo acepté.
Bien, pues esa
historia estaba genial, solo que había algún punto por ahí que no sabía bien a
qué se refería. Entonces, cuando tú tienes claro todo lo que quieres decir -y
ahora contestando a la pregunta-, enseguida tienes que asegurarte de que lo que
está escrito se entienda. Así que la gramática es muy importante para obtener
claridad de ideas sobre cómo se componen las oraciones. Pero otra cosa igual
importante, o quizá más, es la imaginación. Claro que eso también depende de lo
que quieras escribir, si quieres escribir cosas realistas, tienes que ser un
buen observador de la vida.
BC: Dicen que cuando uno escribe, en cierto modo se desnuda. ¿Qué piensas
al respecto?
DSF: Ah, pues yo lo
hago en verano porque en invierno hace frío (risas). Bueno, pienso que sí, pero
creo también que eso tiene matices. Hace un tiempo escribí un cuento que
hablaba mucho de mí, pero quien no me conocía bien no sabía que tenía una
mascota. Una vez una chica me comentó que todos los escritores se exponían en
su obra, que se acababan reflejando ella, pero esa chica nunca descubrió que
tenía un perro, entonces no me veía en ese cuento. Ahí supe que esa chica no me
conocía lo suficiente como para verme allí, aunque estaba muy reflejado en ese
cuento. Así que la respuesta a tu pregunta es que sí, todos cuentan algo suyo,
pero eso puede ser de manera intencionada o no. Eso es lo que pienso.
BC: Cuando escribes, ¿Te preocupa lo que van a pensar o
decir de tu obra?
DSF: A ver, pienso
que todos los que escriben desean que su obra guste a todos y que la lean.
Cuando un escritor está ya muy consagrado, tiene millones de fanes, pues creo
que le da igual que una parte de la sociedad lo critique y otra parte lo ame. Estoy
diciendo que si tú eres coherente con lo que tú sientes y si te da igual que tu
obra sea criticada o no, porque lo que necesitas es expresar eso, lo que tu
alma está necesitando es que lo plasmes en un papel, te darán igual las
críticas.
Si te hacen
críticas constructivas, vas a decir: “Me alegro por ti”. Yo digo: “Me alegro de
que lo veas como yo, así podemos compartir la experiencia”. Pero si las críticas
son destructivas, lo que puedo pensar es que esta persona no entiende lo que he
escrito, pero no porque esta persona sea más tonta o más lista. Y no pasa nada,
porque todo el mundo tiene derecho a entenderlo desde su punto de vista y su
punto de vista es maravilloso.
Por lo tanto, todo
es maravilloso. Así que a mí, particularmente, si a alguien le parece mal lo
que escribo, no me lo dicen. Además, defiendo la filosofía de que no todo tiene
por qué gustar. Si te gusta, bien, y si no te gusta, no pasa nada. Así que esta
es la contestación.
BC: ¿Cuáles son tus influencias? ¿Hay otros escritores
que te hayan influido y quiénes son?
DSF: Yo soy un
enamorado… tal vez eso suena raro para las personas más jóvenes, pero mi
película favorita es Lo que el viento se
llevó… Adoro a Scarlett O’Hara, me encanta esa mujer, ese personaje tiene
una fuerza que saca de donde no hay y resurge... Eso es algo que me gusta
muchísimo, que me ayuda en coaching…
Soy coach desde hace
casi cuatro años y siempre fui así, de hacer a cualquiera soltar una sonrisa,
de encontrar una solución si alguien tiene un problema… Y leí el libro del que
salió la película, que tiene y 1050 páginas, ¡Casi nada! Luego leí la segunda
parte, que se titula Scarlett, y se
escribió cincuenta años después. Scarlett
me encantó asimismo, porque Lo que el viento se
llevó ya es una obra maestra, puesto que se describe la concepción de un vestido,
cómo hacían los zapatos, cómo eran las porcelanas… Esas cosas son interesantes,
a veces había páginas enteras describiendo apenas una cosa, un detalle.
La segunda parte de
la obra es mucho más fluida, más amena. Ese libro lo leí en un momento difícil
y el personaje, que también lo estaba pasando muy mal, iba resurgiendo y,
conforme lo hacía, yo también. Como había leído el libro en un momento tan
especial, ese libro se ha convertido en mi favorito. Lo leo de vez en cuando,
para estudiar, para sacar algo, por ejemplo cómo la escritora ha descrito una
cosa, cómo hacer descripciones, los giros que da en su escritura porque
escribir algo que hace llorar es más difícil que hacer sonreír. En la segunda
parte se sonríe mucho, la protagonista es muy graciosa, a mí me gusta mucho
como es. Eso es lo que procuro aprender con esta escritora, que se llama
Alexandra Ripley y me gusta mucho.
A parte de eso, no
tengo un escritor fijo… ¡Tengo muchos libros! Hay uno de literatura erótica, El profesor de francés, que nunca había
leído. Ese libro no es que sea erótico, pero tiene algún matiz. Está escrito
por una mujer y lo que me gusta en ese libro es la agilidad con la que está escrito.
Cuando estás leyéndolo, parece que estás viendo una película. Se trata de una
novela histórica y a mí me gustan las novelas históricas con personajes
ficticios, que viven en algún momento importante de la Historia, como la
Revolución francesa, la época de Cleopatra o de Jesús, o situadas en lugares
como Versalles, en los siglos XVII y XVIII. Ese tipo de libros me encantan y
mis obras son reflejo de ellos, claro.
¿Quieres saber más cosas sobre David?
No te pierdas la continuación
en la que nos hablará de su novela Diferente.
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