Yo me acuerdo de la época de la escuela, cuando acordé con mi padre que
solo podría encontrarme con mis amigos, para ocuparme con la diversión, después
de hacer los deberes. Aprovechaba los encuentros con mis amigos y pasaba por el
parque, pero un día me perdí y me puse tan nervioso que me quedé sin voz, así que dormí en la plaza. Ese
día mi madre se pasó conmigo, ya que parecía una leona de tan molesta que estaba, y se negaba
a oír mis explicaciones. Me quedé tan entristecido que me dormí sin más.
Al día siguiente encontré una salida para solucionar el problema que
ocupaba nuestras mentes: no negué que la culpa era mía, después de perder el
miedo. Así que quedamos un día para pasarlo juntos y me aproveché de la situación para pedirle que me comprase un
pastel de chocolate. Mientras charlábamos sobre nuestra familia, mi
madre me dijo que me parecía mucho a mi abuelo y por eso ella tenía tanta
paciencia conmigo.
Abílio, Carol,
Else y Juliana Sarti
Cedositos
Cedositos
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