Este cuento tiene múltiples
temas que pueden ser destacados. Los que tuvieron mi particular interés fueron
referentes a las siguientes palabras y/o ideas clave: tiempo, espacio, viaje,
viajeros, imaginación, psicoanálisis y muerte.
“¿Qué quieres, viejo?” Preguntaban
los obreros de la demolición de la mansión casi ya despedazada, exigiendo una
contestación que no ha ocurrido. Él silenciaba.
El viejo negro es un mago
que ha hecho que el tiempo se vuelva al revés. Es un viaje que ocurre en doce
horas, siendo que la primera y la postrera están descritas en el presente; las
otras horas van hacia el pasado, en dirección al origen del personaje Don
Marcial. Las palabras o ideas clave ya mencionadas están contenidas, de alguna
forma, en todas las horas o etapas de este cuento.
El tiempo empieza a volver
con la construcción de la mansión, con la precisión, los reglamentos y las
técnicas de arquitectura. Alejo Carpentier fue arquitecto. El reloj comienza a
marcar el tac-tic implacable o el reloj de arena, al volcarse, deja caer los
granos en esta fantástica oportunidad.
A Don Marcial lo veo en sus
etapas de vida, en sus horas de magia, en su vida económica, matrimonial,
festiva, con danzas, su noviazgo, su adolescencia, con la ardiente sexualidad; su
niñez con Belchior, el perro; con el crecimiento de los muebles, con los
soldaditos de plomo, hasta llegar a su nacimiento y concepción, o sea, a la
nada que es una modalidad de muerte.
Después de doce horas Don
Marcial vuelve a su realidad, a su muerte en la mansión. La mansión está
totalmente demolida, está "muerta". Los obreros, que vinieron
completar su trabajo, se quedaron sorprendidos, pues todo ya estaba en el
suelo. Los obreros notaron el derrumbe total. La mansión había sido hecha, deshecha
y rehecha; este ir y venir fue un viaje espectacular.
En este cuento hay un número
significativo de viajeros, por supuesto, Don Marcial es el principal. Hay otras
personas y seres inanimados que han sido personificados.
Alejo Carpentier, escritor cubano,
describe personajes y hechos que recuerdan los orígenes africanos: el viejo
negro mago, el negro Eligio, Melchor, aquella negra vieja, las canciones y los ritmos
afrocubanos, las fiestas con danzas en la Casa de Baile, donde las mulatas tan
sabrosamente se contoneaban enmascaradas para el Carnaval, las mulatas
sensuales (una vez, Marcial estuvo presente en un episodio en el que su padre
abusaba sexualmente de una mulata). Otros viajeros: el médico, el confesor, el
padre Anastasio, la marquesa de Capellanías, don Abundio notario, abogados y
otros personajes de importancia secundaria.
Los personificados: la
estatua de la diosa Ceres que apretaba sus labios mientras demolían la mansión,
se desfiguraba y después blanqueaban sus ojeras; más tarde, Ceres fue sustituida
por una Venus italiana; los sudores de los cirios, el crecimiento de los muebles,
los soldaditos de plomo que dormían en sus cajas de madera y la mandolina de
grillos.
Mi imaginación también
intenta incluir como viajeros a dos personajes más: un hipotético psicoanalista
y yo, que también viajo mientras leo este Viaje
a la Semilla. Al psicoanalista porque este viaje es una regresión psíquica.
Freud fue un buen crítico literario y, por esta originaria afinidad, encontró
elementos que contribuyeron para la elaboración del psicoanálisis.
Marcel Proust en su libro Sobre la lectura regresa a su
adolescencia y afirmaba que sentía mucho gusto al leer; Proust relacionaba la
lectura con los lugares sobre los que leía, con los olores y con los sonidos. A
veces, sufría de melancolía al terminar de leer un libro, sobre todo porque
quería continuar con los personajes vivos en su pensamiento, ya que el final
del libro simbolizaría la muerte.
Pedro
Páramo de Juan Rulfo es una novela que realiza
viajes a sus orígenes, hay diálogos de almas en pena, padeciendo dentro y fuera
de sus tumbas y describiendo tanto tiempos como espacios. Dante Alighieri viajó
del Paraíso al Infierno y consigo arrastrar a multitud de lectores, cada uno
con su propia manera de viajar, con sus impresiones y sus miradas.
Caín,
novela de José Saramago, es el relato, quizá, del primer viajero mítico. Y, ¿cuánto
viajó don Quijote? Tal vez todo el tiempo. Don Quijote hizo una comparación
entre el viaje de la vida humana y su inevitable final, con una partida de
ajedrez: “Como aquella del juego de ajedrez, que mientras dura el juego cada pieza
tiene su particular oficio, y en acabarse el juego, todas se mezclan, juntan y
barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar la vida en la sepultura”.
En psicoterapia el psicólogo
viaja junto con su paciente al origen, para que el paciente se conozca mejor y vuelva
redimensionando su vida hacia una condición más favorable. Se trata de un viaje
con una intencionalidad técnico-profesional productiva.
En Viaje a la semilla, en el capítulo XXII, se puede leer: “…pero
nadie prestaba atención al relato porque el sol viajaba del oriente al
occidente…”, lo que corresponde a la vuelta de los obreros a sus realidades y a
la mágica vuelta al tiempo presente.
Lo que he escrito hasta aquí
fue el resultado de las ideas, asociación de ideas e interpretaciones
que este fantástico cuento Viaje a la
semilla despertó en mí.
PASCHOAL
PEDOTE
Alejo Carpentier es un escritor franco-cubano. Tenía las dos nacionalidades (siendo su padre francés y francia usando el criterio del jus sanguinis). Su obra es etudiada en francia como un escritor franés y cubano
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