Por Juliana de Almeida Sarti
Desde los primordios de la humanidad, podemos decir
que en la cultura de un pueblo se encuentran ocultos sus mayores tesoros.
Esto puede ser fácilmente confirmado si consideramos que, en el patrimonio
cultural de la población mundial, se revela una pluralidad histórica
incalculable, muy importante para el entendimiento del ser humano tal cual está
constituido hoy en día.
Así que, siguiendo esta línea de raciocinio, es posible considerar los museos como verdaderos joyeros, ya que albergan un gran acervo cultural en sus más variados formatos –pinturas, esculturas, instalaciones, etc. Para algunos países, estas reliquias reciben la atención y cuidados debidos, además de inversiones que propician la propagación de la historia y cultura a las generaciones futuras. Sin embargo, hay otros que parecen no atribuir a estos espacios el valor que les sería justo. A continuación, citaremos como ejemplos el Museo Nacional del Prado, en Madrid, y el Museo Paulista de la USP, popularmente conocido como Museo del Ipiranga, en São Paulo.
Fachada del Museo del Prado |
Inaugurado en 1819, el Museo Nacional del Prado ya expuso desde entonces más de 15 000 obras de arte, que datan desde la Edad Media hasta principios del siglo XIX. Son manifestaciones artísticas representativas de Europa, pero con mayor énfasis en la Historia de España, y con un valor cultural que sobrepasa las barreras de este país y, por qué no decirlo, ¡del continente! El edificio donde actualmente se encuentra instalado el Museo fue proyectado en 1785 por el arquitecto Juan de Villanueva, pero desde entonces importantes proyectos de conservación, modernización y expansión del local se ejecutan de manera que se pueda conservar, exponer y enriquecer este importante patrimonio cultural.
Vista aérea del Museo del Ipiranga |
En el año 1895, le tocó la vez al Museo de Ipiranga abrir sus puertas, como el Museo de Historia Natural y marco representativo de la Independencia, de la Historia de Brasil y de São Paulo. Las primeras obras fueron donadas por coroneles, de sus colecciones particulares, y en 1922, con ocasión del centenario de la Independencia el Museo tuvo su acervo reforzado, además de realizar obras para el incremento de detalles de la decoración interna del edificio. A partir de 1963, el Museo pasó a formar parte integrante de la Universidad de São Paulo (USP), como importante aliado para la investigación, enseñanza y extensión desarrollados por la institución. Cerrado desde 2013 debido al alto grado de deterioro del local, el Museo del Ipiranga tiene su colección distribuida en otros lugares, hasta que las obras de restauración se finalicen (Previsión: 2022).
Interior del Museo del Prado |
La valoración que Brasil parece dar al arte es irrisoria si se compara con aquella dada al Museo Nacional del Prado, brevemente retratado en este texto. Es triste ver que el descuido y la total falta de inversiones en el área de la cultura lleva, cada vez más, a la privación del acceso de las generaciones futuras a este extenso y rico patrimonio que pertenece a cada uno de nosotros. Esto, sin hablar de los diversos teatros, espacios culturales y otros centros que, a menudo, cierran las puertas sin mayores explicaciones. A nosotros solo nos queda luchar con las armas que tenemos: el voto, tal vez la más fuerte de ellas, para que este escenario pueda cambiar lo antes posible.
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