"Y empecé a
dejarme acariciar. Por la vida. Mientras hablaba pausadamente de la muerte y
nuestro irremediable destino. Y cuánto más hablaba ella, más volaba yo. Lejos
de allí. De aquella realidad irreversible que me venía grande de mangas. Quizá
metiendo un poco de la sisa podríamos haber llegado a algo serio ella y yo, pero
preferí quitarme la chaqueta y salir a pecho descubierto.
Con lo
friolera que he sido siempre. Ya se veía venir. Que aquello tendría sus
consecuencias. Su resfriado con décimas de fiebre. No hubo paracetamol capaz de
frenar los síntomas. Ni edredón nórdico que diese calor a mi reposo en cama.
Esa necesidad
imperiosa de huir de todo, se materializó en días absurdos. En agujeros negros
de quita y pon. En mocos verdes viscosos pegajosos incrustados en el calendario
para sujetar las ganas de llegar a no se sabe dónde, pero llegar. ¡A algún
sitio por favor! Cojo un taxi para que dé vueltas a la manzana y así pensar que
estoy viajando, viviendo, soñando… que soy feliz en un mundo absurdo que me
devuelve constantemente a la realidad, a mi reflejo en el espejo. Ese que me
cuenta que la cuenta atrás ya comenzó. Es el momento de nacer. Diez, nueve,
ocho, siete, seis, cinco... ¡¡¡espera!!!... vuelve a empezar. ¡¡¡Me perdí en el
nueve y ahora no sé por dónde ando!!!
... Respiro
profundamente... pienso en si ha valido la pena el viaje hasta ahora... y,
entonces, aparecen ellos... mis ángeles sin alas con cuerpo con palabras, sin
pausas, sin prisas, pero con ganas con fe con café para dos u otra ronda de
chupitos para todos... Con sus risas, sus sermones, sus cuidados, sus
silencios... Con sus cosas, sus historias, sus caminos que son el mío..., los
míos..., porque ya no vuelo en una sola dirección... porque me dejo llevar por
ellos a sus cielos para evitar descender a los infiernos de la soledad. Y me
abren puertas y me dan una capa de Superman para utilizar solo en casos de
emergencia vital.
Abro la
ventana... una bocanada de aire imprudente hace volar los papeles de mi
escritorio... Cierro los ojos y la invito a hacer volar todos los miedos que me
atan a la silla... y me dejo acariciar..."
Krme_la
(Carmen López)
Emotivas palabras... Para mí siempre son ese leve soplo que acaricia los sentidos, como diría Manolo García, "para que no se duerman". ¡¡Gracias!! El mayor honor y regalo que mis simples palabras te pueden hacer y dar. Mil besos,
ResponderEliminar�� Háblame en la hora calma de la media noche
ResponderEliminarHáblame para que no se duerman mis sentidos, háblame ...��
El mayor honor y regalo es poder conocer a una mujer increíble y llena de fuerza como tú, mi querida Marta. Gracias por tanto cariño...❤❤❤ krme_la