“Temiendo
no parar. Dar vueltas sin pausa. Me aniquilan cada vez que bajo la mirada.
Cuando todo está oscuro, y pienso que estoy sola, ¡zas! Aparece por la espalda
para acabar con lo poco que aún quedaba, esa soledad que en este mundo anhelas
de verdad. Despertaré con tu mirada clavada en el corazón. Nada me ansía más
que tú. Nada perdura tanto como el olor de tus abrazos, besos y cosquillas bajo
las sábanas.
Foto cedida por la autora |
Acuéstate y
fusiónate conmigo como dos imanes. No hay más tiempo, se está agotando. Lo has
agotado. Has desperdiciado cada segundo molestándote... huyendo del pasado.
Acaba con esto. Vuélvete y descúbrete. Que pueda verte en la claridad, a plena
luz y sin filtros. Deja que sepa quién eres, para poder construir un espacio
marginado solo para los dos y, desnudos, tocar la vida bailando a orillas del
mar con tu mirada clavada en mí, que ya forma parte de ti”.
Naira Pampillón González
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