Taleb es un
escritor libanés muy respetado en el mundo financiero. Sus obras hablan mucho
sobre la incertidumbre y cómo infravaloramos la aleatoriedad en la vida. En su
libro Antifrágil, Taleb presenta el concepto de antifragilidad, como lo
opuesto de la fragilidad. De acuerdo con el autor, la robustez no define
correctamente ese concepto, ya que un objeto robusto se mantiene intacto al sufrir
impactos externos. Lo antifrágil, a su vez, cuando es expuesto al mal tiempo,
impacto, golpes, etc., se vuelve aún mejor.
La presentación del concepto de antifrágil tiene la finalidad de
defender la tesis de que nuestra naturaleza es antifrágil y que, por eso,
deberíamos preocuparnos menos en predecir el futuro y más en exponernos a
experiencias y situaciones de crecimiento para trabajar la antifragilidad y
crear un ciclo virtuoso en el cual nos volvamos mejores, por más grande que sea
la inclemencia.
Tengo pensado mucho sobre la aplicación de la antifragilidad en
las relaciones interpersonales. La digitalización y los nuevos medios de
contacto para conocer e interactuar cambian significativamente los niveles de
seguridad y certidumbre de las relaciones. Aunque puedan ayudar a ampliar el
alcance entre personas, los medios digitales también pueden actuar como una
gran defensa, permitiéndole a la gente que finja ser algo que no es, cree
proyecciones de personas que no existen, se proteja de enseñanzas que necesita
y se aleje, aún más, de conocerse mejor para entender sus propios deseos.
No creo que la digitalización sea la causa de la liquidez de las
relaciones actuales. En realidad, solo creo que es un escenario más donde el
concepto de fragilidad está presente. Por algún motivo, también en las
relaciones tendemos a elegir los caminos de la fragilidad, que nos parecen más
fáciles. Taleb en uno de sus ejemplos cita la opción de utilizar sustancias
médicas para problemas que podrían haber sido evitados con una rutina sana y
alimentación equilibrada. De la misma manera, a veces elegimos esconder nuestra
vulnerabilidad, no hablar de cosas que creemos verdaderamente importantes, no
enfrentar los miedos y los riesgos de exponerse y, de esa manera, posponer la
construcción de nuestra antifragilidad humana.
La verdad es que tiene más sentido hablar de riesgos en las finanzas. Tal vez por eso sea ese el campo de actuación del autor. En la vida en general y en el tema de relaciones humanas en concreto, el riesgo más grande que puede existir es no vivir intensamente. Vivamos entonces antifrágilmente.
Allana💭💁
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