Capítulo 7: “Pretérito imperfecto”
El Ministerio del Tiempo siempre trae episodios de comedia para hacer nuestra vida más alegre. La idea es dejarse llevar por la historia y divertirse con cada escena. En este contexto, imagínate crear un “reality show” en uno de los períodos reales.
El rey Fernando VII (1784-1833) está enfermo. La medicina de la época no puede curarlo, así que los miembros del Ministerio del Tiempo tienen que actuar rápido y trasladar al rey al presente para ser tratado por la medicina moderna. Pero, ¿cómo poner este plan en marcha sin hacer un cambio en la Historia? La salida fue reemplazar al rey por un doble, hasta que los médicos del Ministerio del Tiempo pudiesen diagnosticar y curar la enfermedad del rey.
El plan fue bien pensado y ejecutado, salvo las improvisaciones realizadas por el actor contratado para interpretar al rey enfermo. El actor cómico no pudo resistirse protagonizar cada momento frente a las cámaras y, así, demostrar todo su talento como actor, ya que no recibía tanto trabajo como antes por causa de su edad. Alonso y Pacino se volvieron locos con el comediante, parecían dos ancianos cuidando a un adolescente rebelde. Salvador, por su parte, presionaba a todo el equipo médico para que acelerase el tratamiento real, pues temía que el actor pusiese en riesgo todo el plan.
Nuestros
héroes descubrieron que el rey no tenía ninguna enfermedad y que estaba siendo
envenenado. Una práctica muy habitual en aquella época en la que se decidía
sustituir al rey por otro miembro de la familia real. Se formaban alianzas para
que se cayese el poder vigente y surgiese uno nuevo, con más fuerza y capaz de
saciar el hambre de poder de quienes habían apoyado el golpe. (Parece que la
Historia se repite en la sociedad moderna en la que vivimos... Cae un gobierno
y aparece otro para satisfacer a la élite gobernante, nunca al pueblo... una
triste realidad que nunca cambia...).
Por supuesto, todo sale bien y nuestros héroes cumplen su papel para salvar la Historia española una vez más. Vale la pena ver el capítulo para divertirse con las pifias del cómico actor, las intrigas de la corte real, las hazañas de Pacino y Alonso para guardar el secreto del falso rey e investigar qué pasaba en la alta cúpula del poder del reino. Solo resta pensar si… El arte imita a la vida o la vida imita al arte. ¿O será que vivimos un eterno “pretérito imperfecto”?
Cervantito, el Perro
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