En un partido deportivo, el que gana vence, ¿verdad?
De manera muy objetiva, sí. El ganador es el que logra un resultado
positivo frente a otros. Pero, ¿la victoria será solo esto? ¿Perseguir el
resultado útil, positivo y “recibir las papas”?
Veo a Lewis Hamilton en la pista, el domingo 7 de noviembre de 2021, frustrado, un mar de tristeza en sus ojos, diferente del sentimiento del día anterior, en el que, él y su compañero de equipo, lograron las primeras posiciones.
El día de mañana es siempre otro día y todo puede cambiar.
Veo a una amiga, profesora jubilada, alrededor de los 80, casada hace 43 años, declarar felicidad a su familia y decirles que estar reunidos es el mayor y mejor regalo de la vida. Mi amiga vive bien con la pensión que le paga el Estado brasileño a los profesores, tiene una casa acogedora y una sonrisa.
Salgo a correr y paso
delante de un señor, el zapatero del barrio, que me saluda a mí y a los demás
siempre con una sonrisa. Dejé unos zapatos para arreglar, lo hizo mejor que la empresa
que los fabricó.
Lewis ya es reconocido como uno de los más grandes de todos los tiempos.
No me gustan las clasificaciones como “el mejor” o “el mayor”, porque todos, a
su debido tiempo, con los recursos y la tecnología que tenían se han ido
convirtiendo en los mayores, mejores e igualmente campeones. Han ultrapasado
los récords. Lewis tiene una empatía sorprendente, cuando estaba en México,
publicó en sus redes sociales: While in Mexico, please call me Luis. (“Mientras esté en México, llamadme Luis”).
El primer negro en un deporte de élite. Ha empezado muy temprano, es posible ver sus entrevistas de cuando era niño – el pequeño Lewis – los ojos brillantes, que contrastaban con los de este domingo. Una jornada de victorias a lo largo de los últimos años, los récords y la conciencia de un verdadero ganador, dando voz a los silenciados. Levantarse por la igualdad de mujeres y de otros colectivos vulnerables. La humildad de reconocer que se pierde y se gana en equipo, dar una entrevista después de un resultado negativo y contestar a las preguntas que no le gustaría con total respeto al periodista.
Arrodillarse e invitar a que sus compañeros y toda la élite deportiva
se arrodille en conjunto, cambiar el color de un coche de carreras de una
empresa alemana muy tradicional. Todo eso para llamar la atención hacia la
igualdad y el respeto.
¿Quién gana? Quien tiene la capacidad de mirar el todo, mi amiga y el
señor que arregla zapatos ven sus historias, de dónde partieron hasta llegar a
día de hoy, les ha costado trabajo y amor, pero celebran el sentimiento de
pertenecer a una historia, la familia para mi amiga, el trabajo para el señor,
la bendición de todos los días, algo sencillo y mágico. La magia de mirar el
camino hasta hoy y no el espacio del futuro.
¿Quién gana? Me remito a los romances del escritor brasileño, Machado
de Assis, Memórias Póstumas de Brás Cubas (1881) y Quincas Borba
(1891). En Memórias Póstumas de Brás Cubas, Machado de Assis empieza a
desarrollar la teoría del Humanismo y en Quincas
Borba va a profundizar, creando la famosa frase “Al vencedor, las papas”. La teoría se explica a través de dos
tribus que tienen hambre y cuyas papas existentes no son suficientes para
alimentar a ambas, así que una tiene que aniquilar a la otra o las dos morirán,
no hay un “Gato con botas” que
construya una alternativa, así que la tribu victoriosa recibirá “las papas”
como señal de la derrota de la otra. Para la otra, todos los sentimientos de
los perdedores.
Necesitamos más Gatos con botas que papas.
Saludar al camino y crear al que se llevará las papas, para que
existan para todos, como lo hizo el chico pobre que se casó con la princesa al
aceptar la propuesta del Gato con botas.
El día 15 de noviembre de 2021, después del otro domingo, nuestro Luis es otro, parece que un Gato con botas le tocó el alma, está feliz, trabajó mucho, pero es el trabajo que solo hacen los que trabajan con amor, mirando el todo, consciente de la jornada, dio amor y respeto a otro pueblo, el brasileño, que lo recompensó con más amor y admiración.
El día de mañana es siempre otro día y todo puede cambiar.
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