Por Adrieli Monteiro
La otra mirada ya ocupa un espacio muy grande en mi corazón. Eso
porque hay muchos asuntos que me gustan en la historia. Se trata de una serie
de época que retrata la lucha de las mujeres por espacio, igualdad y respeto.
Además, desde mi percepción, las actrices son de diferentes partes de España y
así me puedo acostumbrar a oír diferentes acentos.
Todos
los personajes pueden mostrar su historia personal de manera distinta y en
diferentes tiempos en la trama. Claro que mi personaje preferido es Teresa, una
mujer avanzada al tiempo en el que vive, que viste pantalones sin sentir
vergüenza y que habla lo que le da la gana. Una mujer muy importante para la
escuela, para la educación de las niñas y también para las propias maestras, pues les ayuda tanto
en sus vidas profesionales como personales.
Teresa, una de las protagonistas |
Muchas
son las historias contadas en una única serie: casamientos, lesbianismo,
problemas con hijos, madres y trabajo, enfermedades psicológicas, traición,
abusos sexuales, etc. Todas las historias fueron tratadas de forma profunda,
siempre con el foco en las mujeres y cómo la sociedad las trataba en la época.
Aunque la historia se sitúe en 1920 y aunque hemos tenido importantes avances
para las mujeres, muchas de las historias son vividas actualmente.
Por fin, aunque la lucha no ha terminado, me quedo feliz al percibir que tuvimos grandes avances en los temas de las mujeres, principalmente en Europa. Creo que los países Latinoamericanos todavía tienen mucho que aprender, sobre todo con el tema de la cosificación de las mujeres, pero creo que poco a poco podremos avanzar y dejar historias como las de La otra mirada en el pasado.
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