María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, nació el 17 de abril de 1919, en San Joaquín de Flores, Costa Rica, y cuando tan solo tenía 17 años dejó su país y se fue a México, en busca de mejores condiciones de vida y con el deseo de empezar una carrera musical. Sin embargo, Chavela enfrentó muchas dificultades y, además de presentarse en las calles y los bares, también trabajaba como conductora, llevando a las personas en un coche que le había prestado una amiga suya.
Chavela Vargas probó la fama que tanto buscaba gracias al tema “Macorina”,
una canción del siglo XVII, pero interpretándola con su estilo único y
firme, el mismo que la acompañó durante toda su carrera, o sea, rompiendo las reglas
impuestas. Se trataba de una mujer rebelde y bohemia, que llevaba pantalones algo raro para
mujer de su época. Aun por encima, interpretaba las canciones con su voz áspera, dramatizando las rancheras, un género que tradicionalmente había sido interpretado por
hombres.
Chavela conoció a Agustín Lara y se hizo amiga de Juan Rulfo; asimismo mantuvo una estrecha amistad con la pareja de pintores Diego Rivera y Frida Kahlo. A los 41 años empezó a actuar profesionalmente, por lo que no tardaron mucho en llegar los discos y los éxitos como “La Llorona”, “Somos”, “Luz de luna” o “Canción de las simples cosas”. Tras esta etapa de productividad, Vargas pasó 12 años ausente en el universo musical por motivos
personales.
A pesar
de todo el sufrimiento que vivió durante ese largo período de ausencia, Chavela volvió a
cantar a inicios de los noventa, de la mano de Manolo Arroyo, que la
encontró en El Hábito, Coyoacán (México), donde se presentaba, y se la llevó a España. Durante esa época fue cuando el ya archiconocido director español Pedro Almodóvar la abrazó y la invitó a participar en su más reciente producción cinematográfica por aquella época, La flor de mi secreto, hecho que le ayudaría a consolidar su carrera, transformándola indiscutiblemente en una de las mayores cantantes
mexicanas.
Chavela abrazada a Almodóvar |
A partir de ese momento, y como reconocimiento a su labor, recibió los más destacados títulos y fue considerada
la más importante intérprete entre cantautores de la talla de Joaquín Sabina. Una calle de la ciudad de Burgos (España)
lleva su nombre y, además, recibió el título de “Mujer excelentísima”. Para Chavela, según sus propias palabras, España fue: “un país que
me hizo su amiga en los años 80, abriéndome sus brazos y su juventud”. Vargas,
incluso, conquistó y recibió de las manos de Almodóvar el Premio Latino de Honor y el Consejo de
Ministros español le concedió La Cruz de
Isabel La Católica, en el año 2000. Vargas falleció en Cuernavaca, Morelos, (México), el 05 de agosto de 2012, pero en 2011 había dejado grabado un álbum con poemas de
Federico García Lorca, llamado La Luna grande.
Conocida entre los mexicanos como “La Vargas”, cantó en los más destacados teatros
del mundo, como el Olympia (Paris), Carnegie Hall o el Palacio de Bellas Artes (México). Por consiguiente, durante su larga carrera, Chavela tuvo tiempo suficiente
para vivir intensamente y también supo alejarse del mundo musical cuando
entendió que era necesario. En el año 2004, junto a María Cortina, lanzó el libro Las verdades de Chavela, que
narra los acontecimientos más trascendentales de su vida.
En
resumidas cuentas, Chavela Vargas, aunque haya nacido en Costa Rica desde su
adolescencia se identificó con México, de manera que hizo de este país su
segunda patria y allá encontró en la amistad la receta para vivir lo mejor de
la vida, por eso quiso a sus amigos y dejó un legado musical muy rico. Hoy, para recordarla y homenajearla, he elegido un gran éxito interpretado por ella, la
canción titulada “Un mundo raro”, y compuesta por José Alfredo Jiménez.
¡Espero
que la disfrutéis!
Jorge Martins de Almeida
“Un mundo raro”
Cuando te hablen de amor
y de ilusiones
y te ofrezcan el sol
y el cielo entero.
Si te acuerdas de mí,
no me menciones
porque vas a sentir
amor del bueno.
Y si quieren saber de tu pasado
es preciso decir una mentira.
Di que vienes de allá
de un mundo raro,
que no sabes llorar
que no entiendes de amor
y que nunca has amado.
Porque yo donde voy
hablaré de tu amor
como un sueño dorado,
olvidando el rencor,
no diré que tu adiós
me volvió desgraciado.
Y si quieren saber de mi pasado
es preciso decir otra mentira,
les diré que llegué
de un mundo raro,
que no sé del dolor
que triunfé en el amor
y que nunca he llorado.
Y si quieren saber de tu pasado
es preciso decir otra mentira
Di que vienes de allá
de un mundo raro,
que no sabes llorar
que no entiendes de amor
y que nunca, tú nunca has amado.
Fuentes
consultadas:
¡Una verdadera declaración!
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