Definición de Correveidile:

1. Persona que trae y lleva cuentos y chismes // 2. Blog de los amantes de la lengua de Cervantes


jueves, 7 de enero de 2016

Diario de Cristiane XI - última parte

Queridos amigos:

“Yo nunca seré político. Yo soy revolucionario, porque no hay verdaderos poetas que no sean revolucionarios”.

Federico García Lorca

Lorca no participaba efectivamente de la política, pero estaba vinculado a los políticos e intelectuales que defendían las cuestiones sociales. Además, sus numerosas declaraciones en contra de los fascistas, su condición homosexual, su odio a la burguesía granadina y el hecho de ser poeta lo llevaron a la cumbre del odio de los falangistas, que en ese momento iniciaban una pelea entre bandos.

Lorca fue el premio que ganó el bando del fanático José Valdés Guzmán, además del ejemplo que el régimen de Franco quería para enseñarle al pueblo cómo acabarían aquellos que cuestionasen sus ideales. Sin embargo, la imagen del tirano se manchó internacionalmente con la repercusión de la muerte de Lorca, así que el dictador no quiso que se produjesen otros asesinatos como el del poeta.

Aun así, este hecho hizo que muchos escritores hiciesen sus maletas y partiesen al exilio, como fue el caso de Juan Ramón Jiménez, que sería premio Nobel de Literatura en 1956. No obstante, otros como Antonio Machado decidieron quedarse inicialmente y prestar servicios al gobierno. Sin embargo, en el caso de Machado, al final, ya mayor y enfermo se marchó, junto a su madre y otros exiliados, a Francia para morir en Colliure. Antonio Machado cantó la muerte de Lorca con un poema que retoma la estética de Federico y que es considerado uno de los mejores que se ha escrito sobre el hecho.

Imagen 1: Don Antonio Machado




EL CRIMEN FUE EN GRANADA

A FEDERICO GARCÍA LORCA

1. El crimen
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
…Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

.2. El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

.3.
Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Antonio Machado


El 20 de abril de 1938, cuatro meses antes del asesinato de Lorca, se reunió la flor y nata de la intelectualidad madrileña para celebrar la publicación de La realidad y el deseo de Luis Cernuda. En la ocasión, Lorca se encargó de las presentaciones y asombrado ante la franqueza de los versos del sevillano, se vio “vencido con su perfección sin mácula, con su amorosa agonía desencadenada, con su ira y sus piedras de sombra”, según palabras de David Lerma (2008). Cuando Cernuda se enteró del homicidio de Lorca, escribió la sentida elegía A un poeta muerto (F. G. L.), cuyo tono triste sorprende, sobre todo, por el conocimiento y la profundidad con los que expone la extraordinaria personalidad del poeta granadino.
Luis r
Imagen 2: Luis Cernuda
a



A Un Poeta Muerto (F. G. L.)

Así como en la roca nunca vemos 
La clara flor abrirse, 
Entre un pueblo hosco y duro 
No brilla hermosamente 
El fresco y alto ornato de la vida. 
Por esto te mataron, porque eras 
Verdor en nuestra tierra árida 
Y azul en nuestro oscuro aire. 

Leve es la parte de la vida 
Que como dioses rescatan los poetas. 
El odio y destrucción perduran siempre 
Sordamente en la entraña 
Toda hiel sempiterna del español terrible, 
Que acecha lo cimero 
Con su piedra en la mano. 

Triste sino nacer 
Con algún don ilustre 
Aquí, donde los hombres 
En su miseria sólo saben 
El insulto, la mofa, el recelo profundo 
Ante aquel que ilumina las palabras opacas 
Por el oculto fuego originario. 

La sal de nuestro mundo eras, 
Vivo estabas como un rayo de sol, 
Y ya es tan sólo tu recuerdo 
Quien yerra y pasa, acariciando 
El muro de los cuerpos 
Con el dejo de las adormideras 
Que nuestros predecesores ingirieron 
A orillas del olvido. 

Si tu ángel acude a la memoria, 
Sombras son estos hombres 
Que aún palpitan tras las malezas de la tierra; 
La muerte se diría 
Más viva que la vida 
Porque tú estás con ella, 
Pasado el arco de tu vasto imperio, 
Poblándola de pájaros y hojas 
Con tu gracia y tu juventud incomparables. 

Aquí la primavera luce ahora. 
Mira los radiantes mancebos 
Que vivo tanto amaste 
Efímeros pasar junto al fulgor del mar. 
Desnudos cuerpos bellos que se llevan 
Tras de sí los deseos 
Con su exquisita forma, y sólo encierran 
Amargo zumo, que no alberga su espíritu 
Un destello de amor ni de alto pensamiento. 

Igual todo prosigue, 
Como entonces, tan mágico, 
Que parece imposible 
La sombra en que has caído. 
Mas un inmenso afán oculto advierte 
Que su ignoto aguijón tan sólo puede 
Aplacarse en nosotros con la muerte, 
Como el afán del agua, 
A quien no basta esculpirse en las olas, 
Si no perderse anónima 
En los limbos del mar. 

Pero antes no sabías 
La realidad más honda de este mundo: 
El odio, el triste odio de los hombres, 
Que en ti señalar quiso 
Por el acero horrible su victoria, 
Con tu angustia postrera 
Bajo la luz tranquila de Granada, 
Distante entre cipreses y laureles, 
Y entre tus propias gentes 
Y por las mismas manos 
Que un día servilmente te halagaran. 

Para el poeta la muerte es la victoria; 
Un viento demoníaco le impulsa por la vida, 
Y si una fuerza ciega 
Sin comprensión de amor 
Transforma por un crimen 
A ti, cantor, en héroe, 
Contempla en cambio, hermano, 
Cómo entre la tristeza y el desdén 
Un poder más magnánimo permite a tus amigos 
En un rincón pudrirse libremente. 

Tenga tu sombra paz, 
Busque otros valles, 
Un río donde del viento 
Se lleve los sonidos entre juncos 
Y lirios y el encanto 
Tan viejo de las aguas elocuentes, 
En donde el eco como la gloria humana ruede, 
Como ella de remoto, 
Ajeno como ella y tan estéril. 

Halle tu gran afán enajenado 
El puro amor de un dios adolescente 
Entre el verdor de las rosas eternas; 
Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra, 
Tras de tanto dolor y dejamiento, 
Con su propia grandeza nos advierte 
De alguna mente creadora inmensa, 
Que concibe al poeta cual lengua de su gloria 

Y luego le consuela a través de la muerte.

Luis Cernuda



“Me voy a Granada y que sea lo que Dios quiera”

Federico García Lorca
  
El 19 de agosto de 1936, en Granada, mataron a Lorca, el poeta más grande de la Lengua española. El autor de Yerma, Bodas de Sangre y La Casa de Bernarda Alba murió debajo de la sombra de un olivo en el pueblo de Víznar, a los pies de la Sierra de Alfacar, nueve kilómetros al noroeste de la ciudad que tanto amaba. “Si algún día, si Dios me sigue ayudando, tengo gloria, la mitad de esta gloria será de Granada, que formó y modeló esta criatura que soy yo, poeta de nacimiento y sin poderlo remediar” afirmaba el poeta.

Actualmente, la Asociación para la Memoria Histórica se encarga de exhumar los cuerpos de las víctimas de la Guerra Civil española a pedido de las familias que desean dar una sepultura digna a sus familiares. Han empezado a hacerlo en Víznar, pero la familia de Lorca no desea desenterrar el cuerpo de Federico y pide respeto por el lugar sagrado donde reposan sus restos mortales.

Imagen 3: Varios trabajadores durante las tareas de limpieza de las fosas del barranco de Víznar, zona donde se cree que pueden estar enterradas hasta 2 000 víctimas de la Guerra Civil.

Imagen 4: Homenaje a los fusilados de la Guerra Civil en el barranco de Víznar


No solo Antonio Machado y Luis Cernuda cantaron la muerte de Lorca. En cada aniversario por su caída, se hacen diversos homenajes alrededor del mundo. Al cumplirse 30 años del asesinato de Lorca,  Radio París dedicó al inmortal poeta un especial en el que se incluyó el testimonio de Pablo Neruda, “un genio de la poesía y del teatro”, que contaba sus impresiones sobre Lorca y su carácter, poco dado a la rigidez en sus compromisos sociales y a la puntualidad en sus citas.




En 1937 Vicente Aleixandre, otro excelente poeta, uno de los mejores amigos de Lorca y gran conocedor de su vida, le dedicó un texto en el cual describe como nadie a su amigo, además de expresar los profundos sentimientos que sentía por el poeta. 

Imagen 5: Vicente Aleixandre con Federico García Lorca
y Luis Cernuda, hacia 1927

“Su corazón no era ciertamente alegre. Era capaz de toda la alegría del Universo; pero su sima profunda, como la de todo gran poeta, no era la de la alegría. Quienes le vieron pasar por la vida como un ave llena de colorido, no le conocieron. Su corazón era como pocos apasionado, y una capacidad de amor y de sufrimiento ennoblecía cada día más su noble frente. Amó mucho, cualidad que algunos superficiales le negaron. Y sufrió por amor, lo que probablemente nadie supo.”

Federico (1937) de Vicente Aleixandre.


Queridos amigos, con este artículo cierro un trabajo de casi cuatro meses realizando un pequeño homenaje a Lorca, por este motivo no me he dedicado a escribir sobre los detalles de su muerte, sino a buscar las palabras de admiración que el poeta ha despertado a lo largo del tiempo. El reto de escribir sobre Federico García Lorca ha sido enorme, de modo que tengo que confesar que esto solo lo he logrado a través de una ardua lectura y horas de estudio. Cada información nueva despertaba mis sentidos hacia un mundo desconocido y me llevaba a una búsqueda desesperada de más datos que me permitiesen entender el universo complejo de la vida de Lorca, así como también escribir todo eso de manera objetiva y esclarecedora para vosotros. Os confieso que no fue un trabajo fácil, pero ha sido muy placentero hacerlo.

Este proyecto nació con la intención de desarrollar mi escritura en el idioma que tanto amo y al cual he dedicado tantos años de estudio, pero nunca me pude imaginar que a lo largo del camino recibiría tantos incentivos y palabras de reconocimiento.

Agradezco a todos los que habéis acompañado, paso a paso, este humilde trabajo y quiero deciros que esta etapa se acaba... tal y como se apagó la luz del poeta. Sin embargo, en un futuro próximo volveremos a encontrarnos. Os dejo con uno de los poemas más bonitos y significativos de Lorca, "Canción otoñal", seguido de una frase que condensa toda la grandeza de este magnífico poeta.



CANCIÓN OTOÑAL

Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea. 

Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa. 

La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas. 

¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema? 

¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca? 

¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra? 

¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas? 

¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son

tan blancas como mi pena.

Federico García Lorca



Saludos blogueros y hasta muy pronto, Cristiane


Referencias:
Imagen 1: Accedido el 09/15/15
Imagen 2: A un poeta muerto - Poemas de Luis Cernuda. Accedido el 10/12/15
Imagen 3: Accedido el 11/12/15
Imagen 4: Accedido el 11/12/15
Imagen 5: Accedido el 11/12/15
Imagen 6: Accedido el 11/12/15
LERMA GONZÁLEZ, David. Grandes Biografías – Federico García Lorca. 2008



3 comentarios:

  1. Marta Perez Rodriguez7 de enero de 2016, 1:53

    Cris qué lindo final le has dado a este Diario... Creo que no habría pensado en nada mejor.

    Destaco, en especial, estos versos de la "Canción otoñal", símbolo del canto a la vida madura:
    "Hoy siento en el corazón
    un vago temblor de estrellas,
    pero mi senda se pierde
    en el alma de la niebla.
    La luz me troncha las alas
    y el dolor de mi tristeza
    va mojando los recuerdos
    en la fuente de la idea."

    Ojalá bebas de esa fuente de las ideas y continúes escribiendo en el blog, para que olvidemos "la luz de la tristeza" que fue la gran pérdida de tan ilustre poeta.

    !!Enhorabuena por este magnífico trabajo que nos has ido regalando poco a poco!!

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    Respuestas
    1. Gracias Marta!!! Muchas gracias por tus palabras de animo y paciencia. Sin tu orientación este trabajo no seria posible.

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  2. De verdad, la emoción ha invadido mi ser... la declamación de la poesía El crimen fue en Granada, es un arte escénico emocionante y la canción fúnebre mi hizo llorar.
    Felicitaciones!!!

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