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Pese al desgaste, a mediados del siglo IX, Bizancio demostró ser capaz
de poner en pie un ejército de 120 000 hombres, otro de campaña de 25 000 y,
finalmente, otro ejército provincial de hasta 55 000 efectivos. Esto fue
posible apoyándose en una base demográfica de unos 8 millones de personas. Las
dificultades, por tanto, señalan una cierta tendencia a que estados no
consolidados ni unificados pusieran en liza grandes ejércitos, lo que a la
larga supondría la conquista del territorio romano por tropas musulmanas, así
como la fragmentación del Imperio carolingio en múltiples estados.
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Ilustración 6: Guerra Medieval |
Si el peso de la infantería fue significativo desde principios de
la Edad Media, no es menos cierto que, a partir de la Baja Edad Media, la
caballería no solo no se mantiene en un plano secundario, sino que afirma su
importancia. Durante la Guerra de los Cien Años, los franceses recurrieron a la
caballería para atacar a los ingleses en Crécy, 1346, y Poitiers, 1365.
Los ingleses prefirieron basar su defensa en la infantería, máxime al
verse obligados a desmontar para resistir la carga de la caballería, manteniendo
una formación compacta, lo que hizo que, transcurridos los primeros momentos
del combate, Inglaterra pudiera pasar a la ofensiva utilizando la caballería
para llevar a cabo devastaciones sistemáticas de las principales fuentes de
riqueza del territorio francés, así como de sus infraestructuras.
Esto llevaría a Eduardo III a ampliar su soberanía sobre territorios
que abarcaban una tercera parte de Francia en 1360. Se estaba imponiendo esta
vez un modelo basado en fuerzas militares mucho más pequeñas que
aquellas que fueron movilizadas en la Alta Edad Media reclutadas, conforme se acerca el siglo XV, entre la población autóctona a cambio de un
sueldo en reinos de gran tamaño, como Francia e Inglaterra, o, en el caso de
estados de menor tamaño, se procedía al reclutamiento de soldados foráneos, o sea, mercenarios.
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Ilustración 7: Guerra medieval
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No se puede descartar, por otra parte, que
el debilitamiento de este vínculo en caso de guerra estuviera directamente
relacionado con la centralización del poder político y administrativo en manos
de un monarca u otro modelo análogo de soberano que, en el siglo XVI, daría
lugar al surgimiento del llamado primitivo Estado moderno.
Armas medievales
de asedio y defensa
Un enfrentamiento militar típico de asedio en el medievo se producía cuando un ejército sitiaba el castillo del oponente. Si este estaba bien
defendido, las opciones se limitaban a establecer un asedio con la finalidad de
rendir la fortaleza por hambre o a utilizar máquinas de asedio para destruir
las defensas.
El ariete
Se trata de un tronco que se utilizaba para derribar una gran puerta o portón, para que pudiera
entrar la infantería. Podían ser usados a la moda antigua, con varias
personas que balanceaban el tronco y lo movían hacia adelante, o en una
estructura con ruedas que se hacía rodar hacia atrás y adelante contra la
puerta o la pared hasta romperla.
El
ariete fue empleado, por primera vez, en Grecia
durante el asedio de Samos por los atenienses, en el 440 a. C. Siendo protegido
por una cubierta reforzada con pieles para aumentar su espesor o impedir la
expansión de líquidos inflamables. Además, sobre él se solía verter agua para impedir
la combustión, ya que era una estructura de balancín, a veces dotada, o no, de ruedas.
En el momento en el que una sección del muro era derribada, la
acumulación de material que ocupaba el lugar continuaba sirviendo como base
para la defensa, aunque el mejor sistema para restañar los daños era la
construcción de un nuevo muro, en el interior de la plaza asediada, que
sustituyera al anterior.
La
catapulta
La
catapulta es ya un arma de asedio medieval clásica. Podía ser utilizada para
disparar proyectiles a grandes distancias y romper paredes. La catapulta era
popular en una variedad de diferentes formas en la Edad Media, incluso la
ballesta y el escorpión podrían considerarse tipos de catapultas.
La balista
La balista era una antigua arma de asedio que disparaba grandes proyectiles por
separado o en pequeños grupos, según el tamaño y estructura del modelo. Debido
a su tamaño, debía sostenerse sobre un trípode y
era manejada por varios hombres encargados de poner los proyectiles,
tensar la máquina por un mecanismo de torsión y liberar el
proyectil. Si la maniobra se hacía de modo correcto, el proyectil salía disparado
a grandes distancias y se clavaba en uno
o más enemigos.
Ocasionalmente, se incorporaron ruedas al soporte de la
balista para poder cambiarla de sitio sin tener que desmontarla. Se usaban cuerdas o tendones
de animales como tensores. En el siglo XV,
la llegada del cañón al escenario europeo hizo
que la balista, así como muchas otras armas de asedio tipo las catapultas,
fuesen relegadas al olvido.
El onagro
El onagro es una antigua arma de
asedio del tipo catapulta,
que tenía mecanismo de torsión. Esta pieza de artillería era
montada en el lugar del asedio por al menos 8 hombres, sobre una base de tierra
aplastada o ladrillos, que disminuyera la vibración al ponerse en marcha.
Constaba de un marco de madera que servía de base en el suelo, sobre el que se
alzaba un marco también de madera (reforzado a veces con pieles), que servía de
tope al brazo cuando este salía disparado, evitando así su rotura.
Este brazo estaba rematado en su punta por una cuchara o una bolsa de piel
colgada, en la que se cargaba una piedra pesada que podía lanzarse a una
distancia de hasta 800 metros. Antes de ello, el brazo era bajado por un
mecanismo de torsión que tiraba de su parte superior por medio de un cilindro
giratorio, en el que se ataban las cuerdas unidas al brazo. Este salía
disparado al liberar todo el conjunto por medio de una palanca situada en el
lateral opuesto a la rueda giratoria que bajaba el brazo.
La tortuga / El testudo
En el testudo, los
infantes se cubrían con sus escudos solapándolos a modo de caparazón, mientras que la
primera fila de hombres protegía el frente de la formación con los suyos
levantándolos hasta el centro de su cara. En caso de necesidad, los soldados de
los flancos y los de la última fila podían también cubrir los lados y la parte
posterior de la formación, aunque entonces la protección de la capa de escudos que
cubría el cuadro era inconclusa al reducirse su número.
La torre de asedio
Esta se
utilizaba para conseguir llevar tropas desde tierra hasta altos muros. Era un arma
de asedio específicamente diseñado para asaltar el castillo que estaba siendo
sitiado.
El modelo básico es el de una torre de base cuadrada de
varios pisos, unidos entre sí por una escalera interna o posterior, dos o tres
metros más alta que las murallas a superar y con un puente levadizo en su parte
superior por el que alcanzaban las murallas enemigas
los soldados que llevaba en su interior. También solían portar arqueros, que disparaban a los defensores
en el momento de bajar el puente. Para poder moverse, la torre contaba con
cuatro grandes ruedas. Inicialmente era movida por caballos,
pero, a medida que se acercaba a su objetivo, la tracción animal era sustituida
por el empuje de numerosos hombres en su parte posterior.
El escorpión
El escorpión era una máquina de guerra de proyección o tiro, usada
para el ataque y defensa de plazas, y que debió su nombre a unas tenazas
parecidas a las del escorpión, con las que agarraba las piedras o dardos que
tenía que proyectar.
La gran diversidad de textos en los que se describe esta
máquina y su funcionamiento, envuelve en una gran oscuridad todo lo referente a
su forma, magnitud o la clase de proyectiles que arrojaba.
El petardo
El petardo era
una pequeña bomba, por lo general con una base rectangular y de forma cónica,
que se llenaba de pólvora y se encendía con una mecha lenta para hacer estallar
las paredes o puertas de los castillos.
La bombarda
Este artilugio era un cañón
medieval que disparaba grandes bolas de piedra pesadas a sus oponentes, a alta
velocidad, dándole así una inmensa potencia destructiva.
El trebuchet
En contraste con
las catapultas, el trebuchet no utiliza ningún tipo de mecanismo complicado. Es
de fácil confección y mantenimiento sencillo. Era capaz de lanzar proyectiles
mucho más pesados y a más distancia que las armas similares existentes hasta
entonces. El principio del
trebuchet consiste en transformar la energía potencial en energía cinética. Parte
de la energía cinética se disipa en forma de calor y sonido.
El hwacha
Este dispositivo podía disparar hasta 200 flechas incendiarias. Los objetivos
eran las velas de los barcos o un gran número de soldados en la zona
principal del castillo.
El dispositivo no solo se utilizaba para el combate en tierra, como la defensa de
castillos y otras fortalezas, sino también para las batallas en las que participaban un gran número de soldados.
El foso
Hay una gama de
opciones de personalización que se pueden utilizar según sus propios gustos.
¿Quiere llenarlo con cocodrilos devoradores de hombres? Lo único que se lo
puede impedir es su presupuesto para la defensa hogareña.
La gente en la Edad Media no era buena nadadora, especialmente con toda esa pesada armadura
y la cota de malla que siempre llevaban. ¿Quiere un enfoque aún más
intimidante? Tire un poco de aceite en la superficie del foso y préndale fuego
y ahora estará protegido por un anillo literal de fuego líquido.
El puente levadizo
Una de las
mejores armas de asedio medievales es el puente levadizo, un verdadero clásico
que es familiar para cualquier persona que haya crecido viendo dibujos animados en la
televisión. Ponga esto frente a su castillo y nadie se interpondrá entre usted y lo que no quiere, especialmente si se combina con otros elementos.
Los hoyos asesinos
Estos eran agujeros en
la parte superior de una estructura, a través de los cuales se
arrojaban proyectiles sobre los intrusos. Rocas, flechas, azufre, alquitrán,
arena caliente hirviendo, e incluso aceite hirviendo, podían ser arrojados por los hoyos asesinos.
Las saeteras
Estas eran aberturas estrechas o cruces hechas dentro de las paredes y
torres, que permitían a los defensores lanzar flechas a los atacantes
potenciales desde el exterior. En un principio se situaban en las torres, que
dispuestas adecuadamente cubrían cualquier ángulo entre las diferentes torres
vecinas.
Más tarde, viendo
la eficacia de las saeteras, se colocaron por los diferentes puntos claves de
la muralla. Después se introdujo la pólvora y las aberturas se
redondeaban a menudo para dar cabida a las armas de fuego.
El matacán
Un matacán es una obra sólida que se ubica en la parte alta de una muralla,
de una torre o de cualquier otra fortificación, y que sobresale de esta por su
parte exterior; empleada, durante un asedio o asalto, como un lugar seguro
desde el cual sus defensores pueden mirar y atacar en vertical al
enemigo.
Consiste en una
plataforma con orificios, a través de los cuales tanto piedras, como materiales ardientes
y otros tipos de proyectiles, pueden ser lanzados sobre el enemigo que se halle
debajo, al pie de la fortificación defendida.
Continuará...
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Pepe Cocodrilo
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Consultas bibliográficas y citas:
https://www.arteguias.com/guerraedadmedia.htm
http://interesantesbiografias.blogspot.com/2010/02/y2a-maquinas-de-guerra-en-la-antiguedad.html
https://sobrehistoria.com/el-arte-de-la-guerra-en-la-edad-media/
https://www.taringa.net/+imagenes/armas-medievales-de-asedio-y-defensa_uofsh
https://www.infoescola.com/curiosidades/trabuco/