Definición de Correveidile:

1. Persona que trae y lleva cuentos y chismes // 2. Blog de los amantes de la lengua de Cervantes


domingo, 29 de noviembre de 2020

Pregunte a la Duquesa sobre: Halloween

 ¡Hola, mis queridos correveidileanos!

¿Cómo estáis? Espero que bien, fuertes y positivos. El fin de 2020 ya se acerca y seguro que días mejores están por venir, empezando por las fiestas de fin de año, que son siempre motivo para que renovemos nuestros propósitos de cambio y evolución. Y hablando de fiestas, hace poco fue Halloween, una fiesta que hoy en día se celebra en casi todo el mundo, por lo que lo he elegido como tema de mi columna este mes.

Entonces, con motivo de esta festividad reciente, se ofrecen a continuación algunas recomendaciones sobre términos y expresiones relacionados con esta celebración:

Según la Ortografía de la lengua española, los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de las festividades, ya sean civiles, militares o religiosas, se escriben con inicial mayúscula. Por lo tanto, la fiesta de Halloween, que es la contracción de la expresión inglesa All Hallows’ Eve y cuyo significado es “víspera del Día de Todos los Santos”, se escribe con mayúscula inicial, en redonda y sin comillas. Del mismo modo, se escriben con iniciales mayúsculas en todos los elementos significativos las denominaciones: Día de Todos los Santos, Día de (los) Muertos, Día de las Ánimas, Conmemoración de los Fieles Difuntos y Noche de Brujas.  

Truco o trato es la traducción más asentada de la expresión inglesa trick or treat, que usan los niños cuando van casa por casa pidiendo dulces la noche de Halloween. Aunque hay otras traducciones posibles y que se usan (como dulce o truco, dulce o travesura…), truco o trato y otras fórmulas como treta o trato tienen la ventaja de la semejanza o paronimia fonética con el original. En México, se emplea la expresión pedir calaverita, ya que la cesta en la que los niños guardan los dulces que reciben tiene forma de calavera.

Uno de los disfraces habituales en esta festividad es el de zombi, plural zombis. Esta adaptación al español es preferible a las formas zombie y zombies, propias del inglés. Por otro lado, el nombre de una criatura legendaria, conocida como licántropo, se escribe en minúscula, separado y sin guion. En lo referente al plural, existen dos opciones: hombres lobo u hombres lobos.

Bueno, mis queridos lectores, con estas expresiones y palabras sobre esta festividad tan mágica, espero haberos entretenido y también ayudado para que podáis escribir y charlar con seguridad sobre el tema, ¡como siempre!

La Duquesa

viernes, 27 de noviembre de 2020

ESPECIAL Musiclicando Retro: Toda la esencia musical y la simplicidad del gran pianista Manuel Valencia Segarra

El blog Correveidile y Musiclicando Retro prestan un merecido homenaje al gran pianista, compositor, director de orquesta y profesor, Manuel Valencia Segarra, que concedió una linda entrevista al Blog Correveidile el 27 de septiembre de 2020. En tal oportunidad, Manuel nos contó que empezó sus estudios en la música clásica a los 5 años de edad y, así como los grandes pianistas, con el paso de los años siguió ampliando sus estudios por muchos países de Europa, Rusia o Asia.

Manuel estuvo hace poco tiempo presentándose en China y le comentó al blog Correveidile que le encanta el cariño, la seriedad y la dedicación que la población china, de una manera general, tiene por el arte, en general, y por la música, en particular. Manuel también estuvo en Alemania, dando un concierto dedicado a la música española. Por otra parte, siempre ha dedicado gran parte de su tiempo a la ópera Italiana, realizando trabajos importantísimos sobre los compositores Frédéric Chopin, Robert Schumann y Johannes Brahms, es decir, su formación musical está basada en el romanticismo y en la dramatización de los siglos XIX y XX.

¡Una bocanada de aire fresco!

Para todos los que estamos sumergidos desde hace meses en la pandemia, charlar con Manuel Valencia fue como una bocanada de aire fresco y más aún estando acompañado por la incomparable soprano gallega Laura Alonso Padín. Ambos, con gran generosidad, además de contarnos sus planes durante el confinamiento, nos brindaron momentos de sonrisas y de arte, sobre todo al pedirles que nos interpretasen algo.

Por otro lado, es importante destacar que Manuel es el autor del libreto y la partitura del drama musical La casa de los siete balcones (La obra de los diferentes), basada en la pieza de Alejandro Casona, trabajo que Manuel piensa algún día llevarlo a Latinoamérica.

Tras conocer un poco mejor a Manuel, recordé las palabras del filósofo brasileño Leonaro Boff: “¡El pan es mucho más que pan, es generosidad!” Supe que para Manuel, a sus 51 años, tampoco es diferente la música, es decir, no importa el estilo o ritmo, para él su oficio es importante, bonito y sencillo, puesto que: “Cumple la noble misión de alegrar a las personas, aunque sea por algunos minutos”.

En definitiva, invito a todos nuestros amigos y lectores a escuchar una interpretación especial del “Nocturno póstumo en Do menor” de Frédéric F. Chopin, interpretada por Manuel para el Programa de fin de curso en la Academia de música Manuel de Falla (2018). Observen que, en esta presentación, como es característico en los nocturnos, la mano izquierda de Manuel flota, mientras su mano derecha conduce dulcemente la melodía aflorando toda la genialidad y esencia musical del gran pianista español.

¡Espero que la disfrutéis!

Jorge Martins de Almeida



Fuente consultada:

https://www.youtube.com/watch?v=yc7ukJ8DIZ8

miércoles, 25 de noviembre de 2020

"Desconexión" por Omar Sandoval (Guatemala)

 

Escucho nuevamente ese sonido que va y viene, como un silbido agudo y, poco después del silbido, una serie de murmullos que parecen venir de muy lejos. No sé cuánto tiempo llevo en este limbo. Parece que yo también entro y salgo de algo, pero no termino de salir del limbo, esa es mi principal preocupación. Aunque estoy como paralizado en un estado espacio-temporal, y no recuerdo casi nada de qué soy y si he sido otra cosa, por momentos me vienen algunas imágenes que rompen la infinita oscuridad. A veces es un rostro de mujer, una mujer joven y bonita, quien me sonríe y que despierta en mi corazón una mezcla de sentimientos entre bonitos y tristes. Parece que tengo algo que ver con ella, la siento muy próxima, como si pudiera meterse por momentos en este limbo. Hace poco (digamos, aunque no sé la medida exacta del tiempo) creí escuchar un sonido que no era ni el silbido ni el murmullo de sonidos, era algo relacionado conmigo, pero no acabo de saber muy bien qué era; lo extraño es que ese sonido, junto con la imagen de esa mujer joven y bonita, me hacen sentir muy bien, a pesar de la eterna oscuridad que me circunda.

Hoy (en este otro momento) escuché un sonido que decía “te amo” y hubo otra vez ese sentimiento de alegría y tristeza; sentí además algo raro en lo que creo son mis ojos, un líquido que resbalaba por esa superficie, y por primera vez me dio una sensación de algo salado o amargo, que brotó al escuchar ese sonido del “te amo”, y por un fragmento de segundo vi de nuevo a esa joven bonita y asumo que ese sonido viene de ella.

En alguna parte de este espacio que es mi cuerpo, siento una sensación desagradable, que no me deja respirar con normalidad, como si tuviera algo extraño metido en alguna parte, y eso me incomoda. Además, hay otras cosas metidas o acopladas en otras partes de mi espacio, que siento que no son mías, aunque no sé qué cosa soy yo. A medida que esto se prolonga, se hace más extenso, más difícil, más incierto; pero ahora los recuerdos empiezan a fluir con más nitidez. Recuerdo a un niño, que es como la imagen de la mujer bonita que intermitentemente veo en este espacio negro y vacío. También recuerdo a alguien que, por alguna razón, siento que soy yo, pero fuera de este limbo oscuro. Ese alguien sí tiene una forma humana, también tiene gestos y habla como la mujer. Ese hombre es joven también. Qué raro, ese hombre estaba al otro lado del limbo, era ágil y jocoso, se reía con facilidad. Le gustaba jugar con sus amigos, beber algo sabroso. ¿Qué es beber? Ya no recuerdo, pero sé que ese hombre bebía y se divertía. A la mujer joven le ponía triste y furiosa eso, no sé por qué.

Los recuerdos se van haciendo cada vez más nítidos, como si hubiera una tenue cortina que separara este limbo de otro lugar lejano, pero a la vez próximo. Ahora comienzo a ver con nitidez, pero eso provoca también que sea más consciente del dolor y del jadeo que siento en este cuerpo. Recuerdo lo más próximo, lo recuerdo por fragmentos y con una nitidez variable. Me da miedo estar recuperando esa memoria, esa avalancha de cosas del pasado, porque siento que me van a hacer más daño que el limbo en el que vivo. Ahora veo: “Yo soy un joven” dije, “a mí no me va a atacar ni mucho menos vencer”. Y la mujer me decía: “Es cierto, Jorge, pero aun así es peligroso”. ¿De qué peligro habla la mujer? “Sabes bien que hay personas de tu edad que también han caído”, dice la mujer, lo dice con un tono ambiguo, de enojo y súplica. Ya recuerdo mejor: las noticias, los casos, las advertencias. “¿A dónde vas, Jorge?” pregunta la mujer, y agrega “Jorgito te necesita en la casa”. Entonces emito una palabra, que no es una buena palabra, y veo que eso enfurece y entristece más a Jésica, así se llama la mujer y es mi esposa. Estos recuerdos me están haciendo daño. Por momentos la oscuridad de este limbo en donde vivo se ve estorbada por relámpagos blancos, como fogonazos; a veces, los fogonazos se prolongan y son como un ambiente más real que mi limbo, y eso se acompaña de más ruidos de silbidos, y ahora de una máquina que hace un ruido como de pistón, como de aquellos compresores de aire que vendíamos en la empresa. Y el ruido de ese pistón también se acompaña de un dolor en mi garganta, de un jadeo que es cada vez más doloroso y angustiante. Escucho otra voz que no es la de mi mujer. Alguien dice: “Le estamos disminuyendo la dosis de la sedación para ver cómo reacciona”. No sé lo que significa eso, aunque siento que tiene que ver con la fluidez de mis recuerdos y con la nitidez cada vez más clara de lo que estoy viendo y oyendo del otro lado de mi limbo. “¡Y vos qué putas te crees, yo no soy ni seré un mandilón como quisieras o como querría la bruja de tu madre!” Esa es la frase hiriente que le dije a mi esposa, esa frase con esa mala palabra ¿Por qué dije eso? ¿Por qué actué de esa manera si, hasta donde recuerdo, yo amo a esa mujer?

Luego pasaron otras cosas y, ahora, se me viene una avalancha de recuerdos incontrolables. Ahora recuerdo, ahora comprendo: la fiebre, el dolor, el cansancio, el jadeo. Luego el ruido de la ambulancia, similar al silbido de estas máquinas, tendido en la camilla, los jóvenes con sus atuendos celestes, sus mascarillas y sus caretas, la auscultación, los aparatos. “¡Caso grave!” dijo el jefe. Y Jésica llorando y yo sin respirar. “Nosotros la tendremos al tanto” comentó otro de los jóvenes vestido de celeste. Voy en la camilla por un largo pasillo de paredes verdes, en el dedo índice de mi mano izquierda han puesto un aparatito, todavía veo un número en la pequeña pantalla:40. “¡Hay que intubarlo!” afirma el jefe. Es lo último que escucho. Luego viene el sopor, la eternidad oscura, la inconsciencia, pero ahora abro un poco los ojos. Sobre mi cabeza hay una lámpara con una luz amarilla. Mi cuerpo está rígido, apenas muevo mi cabeza. Con horror alcanzo a ver, como en la película Matrix, a otros hombres como yo; los veo conectados a muchas máquinas, con tubos y cables, máquinas que emiten un silbido y un murmullo que hasta hace poco era el único sonido que me conectaba con el mudo real, fuera de mi limbo. Siento en mi garganta el grueso tubo y otros tubos conectados a la máquina con ese ruido de pistón, como los compresores de aire que vendíamos en la empresa. Oigo otra voz: “Hay que sedarlo más otra vez, se está despertando y comenzará a moverse incontroladamente, el coma es necesario”. Siento en mi vena fluir un líquido a través de un catéter insertado en mi cuello. Sé que ese líquido me va llevarr de vuelta al oscuro limbo del cual ya no voy a salir. ¿Qué va a pasar con Jésica? ¿Qué va a pasar con Jorgito, mi hijo de dos años? Ya no lo veré crecer, no le enseñaré a jugar al fútbol, no lo iré a dejar al colegio, no le enseñaré tantas cosas. Por Dios, ¿qué hice con mi vida? Era tan fácil, no era gran cosa. Quisiera oír de nuevo la voz de la mujer, de mi mujer, que me dijera otra vez “te amo”. Sé que es el final, el final de mi vida, tan joven, tan sano, tan insensato. Ahora estoy de nuevo en el oscuro limbo. Escucho otra vez el silbido, pero ahora es un silbido continuo, imparable, que ya sé que significa. Hay un frío como el del hielo, como el de un invierno sofocante y eterno. Y ahora hay otra luz, una luz blanca que se acerca, como una gigantesca lámpara, una luz que brilla allá a lo lejos, pero que se acerca y está abarcándolo todo, absolutamente todo…

Ad Mortem. Kyrie Eleison

“Tenía 26 años” comentó uno de los hombres envuelto en un overol azul con gafas, mascarilla y una careta de grueso plástico. “Sí, tan joven” le respondió su compañero, “pero vos sabés que esta neumonía viral se lleva hasta a los jóvenes. Hay que anotar la hora y es importante desconectarlo cuanto antes, para la desinfección”, dijo el primero. “Hay más pacientes con necesidad de un respirador”. El otro se quedó un instante pensado y haciendo sus propias conjeturas. Finalmente expuso: “¿Vos o yo? Hay que avisar a Jésica, la esposa de Jorge”.


       © Omar Sandoval, San Lucas Sacatepéquez, 2 de septiembre de 2020, el año de la pandemia.

domingo, 22 de noviembre de 2020

"La pandemia del virus corona y las compras en línea"

 

Gacetero

         Fue el primer domingo de marzo de 2020, lo recuerdo bien. El día estaba soleado y el viento enfrió las primeras horas de la tarde de ese día. No sé por qué, pero quería comer pasta con salsa rústica de tomate, una de mis especialidades, aparte de la modestia. Rápidamente separé los ingredientes: ajo, cebolla, tomate, queso, comino, nuez moscada, vino (¡para servir con el plato, claro!) Y pasta... ¡¿pasta!?! No había ningún paquete en la cocina. "¿Cómo no hay pasta en una casa?" Este fue mi primer pensamiento y ya estaba pensando en hacer otro plato, pero mi esposa insistió en prepararlo. Entonces, saldría y compraría el ingrediente que faltaba. Pero, ¿cómo? si estábamos en cuarentena debido a la pandemia del corona virus En ese momento, comenzó mi dilema.

         Sería un riesgo salir de casa, en oposición al deseo de comer una preparación culinaria especial. ¡Sin duda, podríamos realizar pedidos a través de Internet! ¡Qué maravilloso es este mundo en línea! ¡Lo encuentras todo! Todos los supermercados ofrecen servicio a domicilio. No tengo ninguna duda de que Internet nos facilitó la vida durante esta pandemia. Sin embargo, toda esta magia se deshizo cuando fui a consultar los precios de transporte de la compra realizada a distancia. ¡Qué inocencia pensar que la ley de oferta y demanda no estaría presente en los servicios online durante la pandemia! Se me escapaba que no vivía en una sociedad solidaria, sino que en realidad vivimos en un sistema capitalista, esto con o sin pandemia.

         No obstante, pensé que si no iba a comprar los productos, alguien lo haría y correría el riesgo de infectarse, por lo que yo tendría que asumir el costo/coste, sin quejarme del precio. Pero mi conciencia pesó más cuando pensé que sería egoísta si dejara que la otra persona se arriesgara a infectarse. Para completar mi crisis de conciencia, pensé en un hombre de familia de clase baja que no poseía dinero para pagar el transporte y, ciertamente, saldría de su casa para comprar comida, incluso con el riesgo de contaminación.

         ¡Qué dilema tenía yo...! Pero mi esposa aclaró un poco mi conflicto: si había alguien en riesgo de contagiarse por hacer la compra y entregársela, significaba que necesitaba el dinero. Entonces, si hacíamos el pedido, estaríamos ayudando a una familia. Confieso que mi conciencia se quedó menos pesada y pedí el producto que faltaba en mi receta, dándole una buena propina al transportista. Aproximadamente dos horas después, terminé mi preparación y tuvimos un almuerzo feliz.

         Estimado lector, no sé cómo completar esta narrativa. Podría poner mi sentimiento final, mostrando los puntos positivos y negativos de mi aventura, pero te lo dejo a ti. Por lo tanto, no hace falta que me digas cuál es tu conclusión, no quiero que me metas en otra crisis existencial, por favor...

sábado, 21 de noviembre de 2020

"La Otra Mirada" (Capítulo 16) Temporada 2

 “Vuestra Historia"

         El cine es esa arte que encanta a todos. Su magia transporta al espectador a épocas diferentes, a mundos de ilusión y le invita a vivir un momento de fantasía, deseos y emoción. El capítulo en cuestión, relata el contacto de las chicas con el séptimo arte y el cambio de mirada que ellas tuvieron que experimentar para entender el hechizo que posee una película.

         La academia recibe a dos visitantes ilustres: un director de cine y un actor de éxito. Por supuesto que las chicas se enamoran de este último y todas desean saber sobre su vida y le hacen preguntas tontas. El director y Teresa se enfadan porque el objetivo del taller es conocer el método de expresarse por este arte. Así que ellos les proponen realizar una película. El desafío es elaborar un guion y trabajar en equipo para lograr el resultado planeado. El taller propuesto es para asentar la importancia del trabajo en equipo y tener éxito porque, sin esto, no se produce una película.

Las chicas viven esta dificultad y tienen que gerenciar el problema para seguir lo planeado. Pero hay un detalle al que no prestan atención: están reproduciendo el modelo del mercado comercial, una historia de amor cuya protagonista se enamora de un chico, con el que se besa, y son felices para siempre. Tanto el director como Teresa incentivan a las estudiantes a empoderarse, gracias a este medio de contar historias, para elaborar algo original, poniendo sus deseos y que con ello se sientan felices. Y así lo hacen. Las chicas se sienten libres para construir una historia de aventuras sin personajes masculinos, tornándose las protagonistas de su propio trabajo.

         Esta fue la parte principal del capítulo, pero hubo dos escenas que no puedo dejar de comentar, como el curioso que os trae las novedades de la serie. Es probable que lo que escriba a seguir sea un pensamiento machista, no obstante, afirmo que fue lo que sentí al ver la crisis que estaban viviendo Manuela y Teresa en sus relaciones amorosas.

         La primera se enfada con su esposo que recusó una oferta de trabajo fuera de Sevilla. Él no lo acepta porque tiene a su familia, Manuela, por lo tanto, no la dejaría ya que sabía que ella no cambiaría de ciudad por estar comprometida con la Academia. La directora añadió que ambos estaban viviendo un momento importante en sus carreras y deberían asumir los puestos ofrecidos, independiente de ser pareja. ¡Venga, son pareja! Este tipo de problemas tienen que decidirlos juntos, pero parecía que a Manuela no le importaba que él se fuese a vivir a otra ciudad. ¿Quería separarse? ¿Y cómo se mantiene una relación amorosa a distancia? Entiendo que ella no deseaba que ambos sacrificasen sus vidas profesionales, el uno por el otro. Tal vez sea un pensamiento muy moderno y feminista para un tipo romántico como yo…

         La segunda se pelea con su novio, el jardinero del Instituto, que graciosamente le propone vivir con ella, para estar más cerca y ayudarle a salir del momento difícil en el que se encuentra. Teresa está triste y con marcas profunda en el alma (y en el cuerpo) por haber sido condenada y haber estado en la cárcel. Sin duda, no es algo fácil de superar, por este motivo, la presencia de su pareja sería fundamental para vencer este obstáculo. Pues, sola, no lo logrará. El apoyo de un compañero en este instante de tristeza y desesperación se vuelve una fuente de cariño y atención necesaria, para tener fuerzas para querer vivir y seguir adelante. A veces, hay que admitir que se es vulnerable y se necesita ayuda.

         Creo que he escrito demasiado. Perdóname, querido lector, por extenderme. Por eso te invito a ver este capítulo, para que tengas tu propia impresión sobre las protagonistas de La Otra Mirada.

Cervantito, el perro