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miércoles, 20 de febrero de 2019

"Un universo de luces y sombras" (II)

¿Te has perdido la primera parte?

Los jugadores de Caravaggio

El concepto de claroscuro 
Este concepto de claroscuro se emplea en el ámbito de la pintura para nombrar el contraste que se produce entre las sombras y la luz en una obra. "Se trata de una técnica que apela a estos contrastes para resaltar ciertos elementos del cuadro y desarrollar efectos visuales de modelado y relieve".

La Mort de Marat de
Jacques-Louis David
El claroscuro busca una conveniente distribución de luces y sombras en una obra, de modo que se opongan y complementen. En pintura, se trata de "una transición suave entre la claridad y la oscuridad, e implica la presencia de luz y color en toda sombra, y la presencia de sombra y color en toda luz. Consistente en el uso de contrastes acusados entre los volúmenes iluminados y los  ensombrecidos del cuadro para destacar más vigorosamente algunos elementos".

El claroscuro surgió en el siglo XVI, en el marco del período artístico conocido como Cinquecento, cuando los pintores italianos y flamencos comenzaron a practicar esta técnica que alcanzaría su apogeo durante el Barroco.

La vuelta del hijo pródigo 
de Rembrandt
El Geógrafo de Vermeer

Caravaggio (1571-1610) fue uno de los grandes artistas que apeló al claroscuro. Obras como “La flagelación de Cristo” o la “Muerte de la virgen” están entre las que más y mejor evidencian el uso de esta técnica. 

A su vez, Rembrandt (1606-1669) también se lució en el manejo de la luz y la sombra en cuadros como “El joven Rembrandt” o “El filósofo en meditación”, entre otros. Claro está que, si se habla de los grandes maestros barrocos del claroscuro, destacan también nombres de la talla de Vermeer o Velázquez.

La radicalización del claroscuro recibió el nombre de "tenebrismo". En este estilo, impulsado por artistas como José de Ribera, El Greco y el propio Caravaggio, el contraste entre la luz y la sombra está mucho más marcado. 


Más allá de la pintura, el claroscuro también llegó al grabado en xilografía, aunque su desarrollo requería el uso de diversas planchas para colorear las imágenes. El termino italiano sfumato se usaba, pues, para referirse a la técnica pictórica característica del Renacimiento italiano en la que se difuminaban los contornos, tonos y valores de las formas sin dejar rastros de la pincelada. 

La técnica del Sfumato

Para la técnica del sfumato se sustituyeron los contornos y las líneas del dibujo en las figuras, por sutiles graduaciones de luz y color al ir superponiendo capas muy finas de pintura en las que se iban ocultando las pinceladas. Con eso se consiguió que los límites de las formas se volviesen imprecisos y se completasen en la imaginación del receptor, aportando profundidad y realismo a la tela. 

Así pues, en los paisajes se usaba el sfumato gradual (contornos más borrosos cuanto más lejos se quería presentar el objeto del observador), para conseguir un efecto atmosférico causado por la bruma, la impresión de lejanía y la profundidad de la perspectiva aérea. 

Por otro lado, esta técnica también se empleaba en los retratos, pero para definir los rasgos de un rostro con un efecto vaporoso y delicado, lo que transmitía la sensación de suavidad y emociones, como la dulzura por ejemplo.

La invención de la técnica y el término sfumato se le atribuyeron a Leonardo Da Vinci, pero, aunque Leonardo fue aprendiz de la Escuela de pintura florentina del Renacimiento en la que predominaba el uso de los contornos, este deja pronto las líneas a un lado para osar con fondos atmosféricos, descoloridos y vaporosos, suponiendo que la atmósfera no es del todo transparente e influye en cómo se perciben los objetos a distancia.

Con el tiempo llega a aplicar esta técnica de múltiples veladuras sutiles en los retratos logrando la atmósfera, luz difuminada y formas enigmáticas de obras maestras como "La Gioconda".

La belleza de las sombras

Sillón de Mimbre de George Shook

Por ejemplo, "en esta obra de George Shook se nota el complejo dibujo entre zonas iluminadas y sombras proyectadas, en el propio sillón y en el suelo. El foco de luz está perfectamente definido y la representación de la realidad bien comprendida".

Por otra parte, también está el color de las sombras. Monet y los impresionistas defendieron la variedad cromática de las sombras y revolucionaron su representación. Por ello es importante conocer algunos ejemplos de Monet: "Las sombras son azules por su relación con la nieve y el hielo. Asimismo, Monet pintaba las sombras con los colores complementarios. Violetas y azules como contrarios a amarillos y rojizos".

Claude Monet pinta el cuadro “La Urraca” en el año 1869, algo que para sus colegas contemporáneos significa un quiebre absoluto sobre lo que se venía haciendo en materia de paisajes impresionistas. Hasta la fecha, los elementos clásicos que incluían permanecían inalterados: flores, campos y retratos. Y aunque el paisaje es frío, Monet lo ha dotado de toda clase de matices cálidos, los rayos de sol impregnan de amarillo las partes más iluminadas.

Otoño en Argenteuil de Monet


En “Otoño en Argenteuil”, las sombras de los árboles generan el enrojecimiento, que corresponde a estos, pero dentro del agua. A su vez, esta recibe el tono y matiz de los árboles cuando reciben los reflejos de luz. En este cuadro predominan los tonos dorados cálidos, para evocar el color otoñal de las hojas.


Por otra parte, las pinceladas rosadas y amarillentas se van contrapunteando en la vegetación, con las aplicaciones del verde. Como innovación, esta tela fue una de las primeras veces en las que Monet empleó en su paleta de colores todo el espectro del arco iris, algo que después se convertiría en un rasgo distintivo del Impresionismo

Mujer con sombrilla.
Madame Monet con su hijo, Monet


Monet pintó este retrato de su esposa, Camille, y su hijo, Jean, en Argenteuil. Monet lo hizo a contraluz, donde la verde hierba recibe una sombra a la que le añade color azul. La ropa de la mujer tiene tonos azules, violetas y amarillos (reflejos). El contraste entre luz y sombra es espectacular y también más variado por el uso de matices del color.


La forma que tiene de pintar las sombras es única, con esos tonos violeta tan típicos, donde la luz incide sobre las figuras, se transparenta a través del tejido de la sombrilla o del velo flotante que cubre el rostro de Camille, lo que se confunde con las nubes del fondo. Por consiguiente, se puede entender por qué este cuadro es una de las obras clave del Impresionismo. 

En resumidas cuentas

La representación de luces y sombras en la pintura transmite la impresión del volumen de los cuerpos y objetos en los cuadros, así como también la perspectiva del espacio. En ciertos casos, estos efectos acentúan la sensación de profundidad y tridimensionalidad, un “engaño visual” muy necesario en este Arte. Así pues, diferenciar los distintos planos con iluminación creará la ilusión tanto de espacio físico como de corporeidad de los personajes y objetos. Sin embargo, con el paso de los siglos, los pintores han mostrado distintos intereses a la hora de utilizar luces y sombras. En todos ellos esta técnica es utilizada para crear ilusiones realistas, según el objeto de la representación, pero también es cierto que se contemplan atmósferas mágicas y envolventes, todas ellas protagonizadas por la luz y sus efectos.

Pepe Cocodrilo







Consultas bibliográficas y citas:

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