Definición de Correveidile:

1. Persona que trae y lleva cuentos y chismes // 2. Blog de los amantes de la lengua de Cervantes


miércoles, 21 de septiembre de 2016

ESPECIAL MIA COUTO. Cuento: “La tanza y los abalorios”


Mia Couto


"Encuentro a JMC sentado en un banco de jardín. Está recatado, en solemne soledad, como si solo allí, en el asiento público, encontrara la privacidad adecuada. O como si aquel fuese su recinto para vivir de por vida. Alrededor, el tiempo intacto, solo con horas ciertas.

Nunca supe su nombre completo. Creo que nadie lo sabe, ni tan siquiera él mismo. La gente lo llama así, deletreando las iniciales: jota eme ce.

Lo saludo, con una inclinación respetuosa. Él alza la mirada como si la luz fuera excesiva. Un sutil agitar de dedos: quiere que me siente y que lo salve de la soledad.

- ¿Recuerda que nos sentamos en este mismo lugar hace unos años?

- Sí señor, lo recuerdo bien. Parece que fue ayer.

- El ayer está demasiado lejos para mí. Mi memoria solo alcanza las cosas antiguas.

- ¡Hombre, usted todavía es joven!

- Es verdad, no soy mayor. Pero fui haciéndome viejo.

Y así nos quedamos, callados. Me pongo a recordar los tiempos en los que este hombre delgado y alto desembocaba en este mismo jardín. Sucedía todo final de tarde. Recuerdo sus confidencias. Que él, estando debidamente casado, se enamoraba con pasión ardiente de infinitas mujeres. No hay dedos para contarlas a todas, decía.

- La vida es un collar. Yo pongo la tanza, las mujeres ponen los abalorios. Son siempre tantos, los abalorios...

Cada vez que hacía el amor con una de ellas no regresaba directamente a casa. Iba, sí, a la casa de su vieja madre. A ella le contaba las intimidades de cada nueva aventura, las diferentes dulzuras de cada una de las amantes. Con los ojos cerrados, la señora escuchaba y fingía hasta dormirse en el cansado sofá de su sala. Al final, tomaba las manos de su hijo entre las suyas y le ordenaba que se duchara allí mismo.

- No vaya a ser que tu mujer huela la presencia de otra – decía.

Y JMC se metía en la bañera mientras su vieja madre lo frotaba con una esponja olorosa. Terminado el baño, ella lo secaba, despacio como si el tiempo pasara por sus manos y lo retuviera en los pliegues de la toalla.
- Continúe, hijo mío, siga distribuyendo ese corazón suyo que es tan grande. Nunca pare de visitar mujeres. Nunca deje de amarlas...

- Y papá, ¿mi papá siempre le ha sido fiel?

- Tu padre, aunque leal, nunca podría ser fiel.

- ¿Y por qué?

- Tu padre nunca supo amar a nadie...

Ahora, pasados tantos años, casi no reconozco al mujeriego hombre alto y delgado.

- Perdóneme por la pregunta, JMC. Pero, ¿usted todavía sigue visitando mujeres?

Él no responde. Está absorbido, cotejando las uñas con los respectivos dedos.
¿Me habrá oído? Por recato, no repito la pregunta. Tras algún tiempo, confiesa en un murmullo:

- Nunca más. Nunca más visité a ninguna mujer.

Una tristeza le excava la voz. Me confesaba, a fin de cuentas, era una especie de viudedad. Fue él quien rompió la pausa:

- ¿Sabe? Es que mi madre se murió...

Mi corazón zapatea, sin entender nada. Podría haber silencio hecho de  la gente estando callada. Pero ese silencio no existe. Y en ese vacío permanecemos ambos hasta que, por entre el agrisar de la tarde, surge Doña Graciosa, esposa de JMC. Está irreconocible, parece entresacada de un baile de máscaras. Viene con brillos y flores, más escote que blusa, más pierna que vestido. Me levanto para dejarle lugar en el banco. Sin embargo, ella se dirige hacia su marido, suave y dulce:

- ¿Me acompaña, JMC?

- ¿Y tú quién eres, mi flor?

- Me llamarás por mi nombre, pero solo después.

 - ¿Después? ¿Después de qué?

- ¡Hombre!, Solo después...

Tomados del brazo, los dos se alejan. La noche me envuelve con su abrazo de niebla. Y no me doy cuenta de que estoy solo".

Mia Couto
Traducción de Mei Santana

[Texto extraído de la antología O fio das missangas, en versión pdf, pp. 32-33]

2 comentarios:

  1. Mei, una vez más, un excelente trabajo con una lectura impecable. Solo nos resta agradecerte, seguro que a Mia Couto le gustaría el resultado.

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  2. Querida Marta, gracias una vez más por la oportunidad.
    Mil besos!!

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