Crítica cinematográfica: "AZUL Y NO TAN ROSA"

Azul y no tan Rosa  es una película venezolana, con colaboración española, producida en 2012. La película es un drama-comedia que presenta situaciones de diversas opciones sexuales y sus prejuicios, mezclados con violencia y, paradójicamente, con algún humor.

Diego (Guillermo García) es un exitoso fotógrafo de moda que tiene novio, el médico Fabricio, con quien tiene planes para casarse. Diego solamente tuvo una vez relaciones sexuales con una mujer, Valentina, generando así un hijo, llamado Armando (Ignacio Montes).

Madre e hijo viven en España, pero Diego se ha quedado en Venezuela. Valentina, por razones profesionales, manda a Armando a vivir con su padre una temporada. Este, un adolescente heterosexual, entra en conflicto con su padre homosexual que se alejó de su hijo desde la infancia. Las cosas se complican cuando un grupo homofóbico le da una paliza a Fabricio, llevándolo a un estado de coma.

Las principales escenas se desarrollan en el hogar, en una casa nocturna de danza y en la calle. Conflictos homofóbicos verbales y físicos están presentes en esta película tragicómica.

Una amiga de Diego, la transformista llamada “Delirio” (Hilda Abrahamz), salva a Diego y a Armando de otro episodio de violencia homofóbica protagonizado por el mismo grupo que atacó a Fabricio. Delirio también le dará clases de tango a Armando de un modo encantador.

Esta cinta ganó en 2014 el premio Goya como mejor película Iberoamericana, teniendo como director y productor a Miguel Ferrari.

Para mí Azul y no tan Rosa es una excelente película que lleva de un modo magistral a repensar y a rever todo lo que existe de deshumano en las manifestaciones del prejuicio.

Paschoal Pedote