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1. Persona que trae y lleva cuentos y chismes // 2. Blog de los amantes de la lengua de Cervantes


lunes, 5 de marzo de 2018

Entrevista a Jorge Franco: "Creo que la ubicación geográfica o la idiosincrasia de cada país marca diferencias en las lecturas" (I Parte)

Esta entrevista fue concedida en exclusiva al Blog Correveidile por Jorge Franco Ramos (1962) en su primera visita a São Paulo (Brasil). El escritor colombiano, que no soñaba con serlo, pero que acabó siéndolo, hoy en día es uno de los más vendidos en su país. A nosotros nos cautivó por su simpatía, tranquilidad y cultura… Así se podría definir a este creador que nos acogió, con entusiasmo y cariño, para hablar de su día a día y contarnos algunas cosas más personales que rodean su labor como escritor. ¡Esperamos que la disfrutéis mucho!

Blog Correveidile: Jorge Franco, en primer lugar, bienvenido a São Paulo, te deseamos lo mejor en tu estancia, aunque sea corta tu primera visita a Brasil. Cuéntanos un poco cómo es tu proceso de creación a la hora de escribir. ¿En qué buscas la inspiración?
Jorge Franco: ¡Muchas gracias! Bueno, mis procesos son muy “normales”, diría yo, no tienen nada extraño. No hay ritos, no hay velas prendidas, no hay oraciones. Simplemente, procuro tener unos horarios todos los días, de lunes a viernes. Prefiero trabajar en las tardes que en las mañanas, porque no soy muy lúcido en las mañanas, me cuesta entrar en la dinámica del día. Entonces, en las tardes procuro escribir; trabajo un promedio de cuatro o cinco horas diarias. Digamos que no es una cantidad de horas fija, puede cambiar, pero hay algo extraño porque de esas horas, hay tardes que funcionan muy bien y otras que no son buenas. Hay otras tardes que puedo estar tres horas mirando el computador o entrando en internet o, no sé, entonces tomo café y, de pronto, hay media hora de esa jornada que es muy productiva, fluye y puedo escribir mucho en ese tiempo. El único requisito es tener silencio –si hay alguien martillando o un taladro en la calle esto es complicado, no pongo música ni nada, solamente el silencio es lo que necesito para escribir. 


Un equipo marcado por la presencia de mujeres 
entrevistando al creador de Rosario Tijeras


Yo no creo mucho en la inspiración, creo más en la constancia, en la disciplina, en estar todos los días construyendo una historia, velando por esa historia, viendo cómo la saco adelante, cómo avanzo en ella. Yo no sé si la inspiración, de pronto, son esos momentos, como les decía ahora, en que fluye algo, en esos momentos en los que estoy sentado frente al computador y, de repente, me viene algo y empieza a ser más productivo. De pronto esa es la inspiración. Sí siento que, cuando no tengo las cosas muy claras o la historia no avanza, me gusta parar y leer cualquier cosa. La lectura sí la siento como motivación para escribir. Leer a un gran autor, leer algo bueno me motiva, me anima a escribir. 


B.C.: ¿Y cómo eliges a ese autor?
J. F.: Muchas veces puede ser el libro que esté leyendo en ese momento, el autor que esté leyendo en ese momento. En mi estudio (que está separado de mi casa y al que voy caminando) tengo muy pocos libros, para no tener mucha distracción, el resto están en mi casa. Ahora tengo unos relatos de Umberto Eco, Seis paseos por los bosques narrativos, es una lectura que te saca de la realidad y te mete en otra realidad muy diferente, entonces, eso me ayuda para despejar la mente y olvidarte de esos bloqueos que se producen a veces. 

B.C.: ¿De qué manera haber estudiado dirección y realización de cine (o tener interés por el cine) ha influido en tu manera de escribir? Por ejemplo, en los temas, el estilo, la estructura o los personajes.
J. F.: Mira, yo sé que esa influencia existe; lo qué no sé, no me he puesto nunca a estudiarla, a detallarla o decir en qué parte de mi Literatura está esa influencia de esos estudios de cine y creo que no solamente son los estudios de cine, creo que también es el hecho de pertenecer a una generación donde el cine es importante, la televisión es importante… Hay un elemento que para mí también lo fue, no me da vergüenza decirlo, creo que las telenovelas que hemos visto en Colombia, todo eso fue muy importante para mí en la formación de una narrativa. Yo, lo que sé es que, por ejemplo, yo sí procuro que mis historias se muevan, que pasen cosas, que haya giros en las historias, eso me parece importante. Digamos que en ese sentido, yo pienso mucho en el lector. Como decir, si se estará aburriendo con la lectura, de pronto, con un texto que sea muy discursivo, no sé… prefiero que pasen cosas, me gusta mucho contar con diálogos, creo que son muy importantes en la narrativa porque le dan agilidad a la historia y, al mismo tiempo, creo que aportan mucha información a la historia. No solo de lo que pasa sino también información de los mismos personajes, porque la forma como un personaje habla, en su lenguaje o en sus silencios, en su forma de decir las cosas, le da al lector mucha información. 

Entonces, yo creería que esas son herencias del cine, en la forma como cuento. Sin embargo, yo siempre aclaro que, cuando escribo, lo hago en términos estrictamente literarios. Digamos que, cuando escribo, estoy mirando el lenguaje, la sintaxis, los adjetivos, no sé. Cada frase la trabajo independientemente, así sea una frase corta, es mirar la frase cómo funciona, si quedó bien o si le falta un poco más para que haya, de pronto, un poco de musicalidad en ella. Así que es muy literario cuando estoy en eso, pero como en la historia de todas maneras pasan cosas, procuro también construir personajes e ir conociendo muy bien a los personajes para contarlos. Por lo tanto, yo creo que cuando alguien, a quien le interesa el cine, ve esas historias, pienso que ahí ve un poco de material que le sirve para una adaptación cinematográfica.

B.C.: Es natural que lo vean así.
J. F.: Sí, es natural. De hecho, tengo dos libros adaptados al cine, a la televisión está Rosario Tijeras; Paraíso travel, que es una novela posterior a Rosario Tijeras, se hizo película y están ahora grabando la serie de televisión. Además, otra novela que es de 2006, que se llama Melodrama, está ahora en proceso de preproducción para una película. Esa va a ser con un director brasileño, se llama Bruno Barreto, que es muy conocido aquí. Entonces, parece que los directores, cuando leen mis novelas, encuentran esa influencia cinematográfica. 

B.C.: ¿Crees que en tus libros hay alguna marca que le permita al lector identificarte?
J. F.: No sabría decirte, puede que sí. Bueno, habría una primera pista y es que casi todas mis historias ocurren en Medellín. Yo vivo hace más de veinte años en Bogotá, pero toda mi literatura, toda mi obra transcurre en Medellín. He intentado abordar otras ciudades, contar sobre otras ciudades y no, no lo he logrado. Inmediatamente, cuando comienzo a contar una historia, esa historia me lleva a Medellín, entonces por ahí puede haber una pista de que ese puedo ser yo. Además, creo que los personajes femeninos que trabajo, también son personajes fuertes que pueden ser también una constante en los libros. Y, de pronto, eso que comentábamos antes sobre el cine, en la lectura se transmite como un efecto cinematográfico, pues como que el lector pueda, de repente, comenzar a ver la película y puede ser que ahí me encuentren también. Cuando escribo yo no pienso en eso, la verdad. 

Asimismo, la escritura de cada novela es tan diferente, una de otra, todo es distinto, por eso tarda tanto tiempo la escritura de un libro, porque cada camino es distinto. Yo procuro no repetirme en fórmulas, encontrar un camino diferente en cada libro, a pesar de que siempre voy con algunos elementos que conservo, voy con estas mujeres, voy con historias que procuro que giren y que pasen cosas, pero hay que encontrar el camino en cada historia y eso toma tiempo, es difícil. Por eso no tengo muy claro qué es lo que puede encontrar el lector en cada libro, pero creo que lo que puede encontrar es eso que llevo para cada historia nueva, a pesar de que cada historia nueva requiere procesos diferentes para escribirse.

Jorge Franco charlando con uno de los alumnos, Ademir, 
que también lo entrevistó

B.C.: Tus obras han sido traducidas a varios idiomas, ¿crees que la percepción de los lectores puede cambiar dependiendo de dónde estén (según su contexto) o crees que muchos temas de los que se abordan en tus obras son universales?
J. F.: Yo creo que la ubicación geográfica, la idiosincrasia de cada país, todo eso, marca diferencias en las lecturas, por completo. En el caso de Rosario Tijeras, voy a poner un ejemplo, es una historia muy local: es Medellín, años 80, narcotráfico y, entonces, cuando la gente lee la historia en Medellín, hay una lectura mucho más cercana, el lector siempre tiene una realidad más en cuenta. Si la lectura ya se hace en Bogotá o en otra ciudad, hay una distancia que cambia, y si se hace fuera de Colombia, indiscutiblemente, va a ser diferente. Yo puedo darte un ejemplo con algo que me sucedió, cuando recién se editó Rosario Tijeras, con una periodista de El País de España, ella me decía: “Mira, tu libro es una prolongación del realismo mágico, porque estás contando…”.

Había una situación que yo cuento en el libro donde están en un cementerio, y ahí describo un espacio donde hay un mausoleo que tiene música 24 horas, era de unos sicarios de Pablo Escobar. Entonces hay un mausoleo que tiene música 24 horas, en el mausoleo hay una lámpara de cristal -de estas arañas- y hay decoración. Ella creía, porque ella me lo decía, “eso es una prolongación del realismo mágico”. Y hay unos ritos que tienen los jóvenes de las pandillas, por ejemplo, las balas las salpican con agua bendita antes de meterlas en la pistola y se ponen en algún dedo un tatuaje de La Virgen. Entonces, nosotros sabemos que eso es real, pero en la distancia se percibía como una ficción, como una prolongación del realismo mágico, y yo le decía a la periodista: “Mira, yo lo único que inventé en esa historia es un triángulo amoroso, una historia de amor, pero el cementerio existe en Medellín, ese mausoleo con música existe en Medellín. -Bueno, ya no suena la música porque no tiene dinero la familia, no tiene ya dinero para mantener eso funcionando-. Esto de los ritos de los jóvenes, de los tatuajes, de las balas, eso es parte de la realidad".

B.C.: ¿Y eso de salir con el muerto en el coche?
J. F.: Bueno, en la película Rosario Tijeras es un poco exagerado, pero sí lo sacan desde la casa y lo ponen en la puerta de la casa, así, sentado fuera, y hay una fiesta, con tiros al aire, pólvora y todo eso. Lo de pasearlo en carro, como en la película, eso no está en la novela, pero a mí me encantó que hubieran hecho eso; pero sí que hay una cultura alrededor del muerto, de hacer lo que más le gustaba cuando estaba vivo. Se le pone la música que le gustaba bailar, procuran bailar, consumen drogas, bueno, eso es una cosa un poco demencial, pero sucede. 

Así que lo que te decía en relación a la pregunta inicial es que sí, a medida que la historia se va distanciando geográfica y culturalmente, sí hay una interpretación diferente de la lectura de la novela por completo, por eso digo que cuando en Medellín tú le hablas al lector de ese mausoleo, de ese cementerio, lo ubica al instante, dice: "Él no está inventando nada, esto es realidad". En otra cultura, en otro país, van a decir: “Esto es ficción”, pero porque no hay una referencia tan cercana. Y me supongo que con las traducciones es imposible que el lenguaje mantenga y ya comienza a perderse el sabor local del lenguaje para entrar en otro idioma, pero es la única manera. ¡Por lo menos me leen! Y cuando yo leo traducciones, que leo muchas, pues también sé que estoy perdiendo mucho de lo que es lo local siempre, es inevitable, pero no hay nada que hacer. 

¿Quieres saber qué más nos contó Jorge Franco 
tras su primera visita a Brasil? 
No te pierdas el final de la entrevista,
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Equipo Blog Correveidile
Ademir, Alessandra, Ana Paula y Renata

2 comentarios:

  1. Gracias a todos, por la gran entrevista.

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    1. Sí, Jorge Martins, ya sabes que todos los que alimentamos este blog nos esforzamos por hacer un trabajo que honre a los grandes profesionales que nos brindan su tiempo, máxime cuando lo hacen de tan buen agrado, como fue el caso de Jorge Franco.

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