Definición de Correveidile:

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miércoles, 4 de octubre de 2017

Descubriendo el Traje de luces: La segunda piel del torero... (2)

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Historia del Traje de luces: Antes del siglo XVII
En los siglos anteriores al siglo XVII la profesión relacionada con el toro no existía como tal y, por eso, los lidiadores no vestían trajes lujosos ni brillantes, si no que llevaban a cabo las faenas con ropa normal, una ropa normal acorde con la época, la de pajes o la de caballeros, eso según la clase social a la que perteneciese el lidiador. Por aquel entonces, era más importante el toreo a caballo, que estaba considerado como un deporte y no como un espectáculo. El toreo a pie todavía no era muy reconocido. 

El Siglo XVII

En el siglo XVII es cuando aparecerán los primeros trajes propiamente dichos, sobre todo porque los toreros profesionales navarros y andaluces iban vestidos con prendas características de sus cuadrillas para participar en actuaciones y, de esa manera, diferenciarse de los demás toreros. 

Algo curioso es que, al principio, las bandas de colores de los toreros eran suministradas por el ayuntamiento que contrataba los servicios. La utilización de los trajes comenzó a ser algo habitual a partir del siglo XVII y fue, sobre todo, en Navarra. A los toreros que eran contratados por los ayuntamientos de cada localidad se les llamaba “Toreros de Banda”. Los “Toreros de Ventura”, sin embargo, eran aquellos que iban al evento de forma voluntaria, sin contrato. 

Siglo XVIII

El presente dibujo, realizado por Miranda a Francisco Romero, se describe a la perfección lo que fueron los inicios del traje típico de torero. Por primera vez en la Historia de la tauromaquia, un torero se enfrentaba a los toros “con el estoque y la muleta, vistiendo calzón, coleto de ante negro, mangas acolchadas con terciopelo negro y cinturón bien ceñido”. 


El coleto, en aquella época, era una pieza de vestir hecha de piel, por lo común de ante, sin mangas y abierta por delante. Dada su flexibilidad y dureza, el ante era el material preferido para confeccionar los primeros trajes de toreros. Sus cualidades permitían la libertad de movimiento con una cierta protección frente a los posibles rasguños ocasionados por los pitones. 

Por esta época, el toreo a pie competía con el de a caballo, por lo que se inventa la muleta y se introduce la suerte de matar al toro cara a cara y a pie. Nicolás Fernández de Moratín, uno de los intelectuales del siglo XVIII, afirmaba que los toreros participaban en una verdadera ceremonia al usar “calzón y coleto de ante, correón ceñido y mangas atacadas de terciopelo negro, para resistir las cornadas”, según se recoge en uno de sus poemas más conocidos, «Fiesta de toros en Madrid». Moratín también dedicaría una oda pindárica al torero Pedro Romero. Sobre el tema taurino escribió asimismo Moratín, aunque en prosa, el folleto titulado: Carta histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España (1777). 

En 1730, la Maestranza de Sevilla se encarga de vestir a los toreros contratados con Trajes de color grana con galón blanco; algo que acabó siendo el uniforme oficial de la Maestranza. Este color encarnado y blanco se mantendría durante más de 60 años como uniforme oficial. 


"Costillares"pintado por Juan de la Cruz
En algunas zonas españolas como Madrid, Granada o Aranjuez, los toreros eran libres de escoger los colores que llevarían sus Trajes, eso sí, siempre y cuando estuviesen sobrios a la hora de tomar esa decisión. En 1793 los toreros utilizaban un galón de plata a petición de Joaquín Rodríguez, “Costillares”. Asimismo, ese mismo año se introdujeron más adornos como botones colgando y bordados. 


En 1787 tuvo lugar en Madrid una corrida de toros donde participaron José Delgado Guerra “Pepe-Hillo” y Joaquín Rodríguez “Costillares”. La cuadrilla de este último vestía un traje de gusanillo verde celedón y Costillares llevaba un traje con galón de plata brillante, ancho, con hojuela de plata por las costuras y rapacejo de plata por los cantos. Más adelante se cambiaría el ante por la seda; adoptándose el traje de majo, que ha llegado hasta la actualidad. 

La revolución en el diseño del traje de luces se produjo de la mano de “Costillares”. Juan de la Cruz es el que lo pinta con un traje de los manolos del XVIII, “chaqueta media larga; cuerpo de seda y muchos adornos, ondas y botones con filigranas. Hombreras y charreteras anchas de cinta de seda. Mangas estrechas con ojales y botoneras. Resalta la gran faja de seda roja lazada al lado izquierdo. Calzón ancho con botonaduras en los laterales y cerrado por debajo de la rodilla. Medias claras de seda y zapatos bajos con lazos de adorno”. Detalle este último, que se mantiene en los trajes actuales. Lo más curioso, sin duda, es el color de la muleta.

Pepe Cocodrilo
(Adaptado de diversas fuentes)

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